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Ruta por la Sevilla de Don Juan Tenorio

Hay una noche al año que inevitablemente va asociada a las brujas, las historias de terror, las calabazas, las hogueras y los disfraces, y esa es la del 31 de octubre, víspera de la festividad de Todos los Santos. En España, entre las múltiples tradiciones que existen está la de la representación de la obra de teatro Don Juan Tenorio, del poeta José Zorrilla. Es un ritual que se viene realizando casi desde el estreno de la obra, allá por 1844.  Aunque a primera vista pueda parecer algo extraño que un drama romántico tenga cabida en una noche más propia de la familia Monster, hay una explicación para ello: gran parte del segundo acto de la obra transcurre en un cementerio, y un gran número de sus protagonistas son muertos que cobran vida para interactuar con nuestro protagonista. Escalofriante, ¿no?

La Sevilla de Don Juan Tenorio

Resuelto este primer misterio, surge una segunda cuestión, ¿qué vínculo tiene uno de los Juanes más populares de la literatura con la ciudad de Sevilla? Para empezar, fue precisamente en esta ciudad donde José Zorrilla escribió esta obra, y es en este mismo espacio en el que está ambientada. Bueno, en realidad Zorrilla se inspiró en El burlador de Sevilla y convidado de piedra, escrito por Tirso de Molina en 1630, y que daría origen al mito de Don Juan, que acabaría seduciendo a artistas como Molière, Mozart, Lord Byron y Espronceda, entre otros.

Un forma diferente y divertida de visitar Sevilla es perdiéndose por sus calles en busca de las posibles localizaciones de esta obra teatral y de los espacios en los que se la ha homenajeado. A continuación os detallamos algunos de ellos:

La Hostería el Laurel (Plaza Venerables 5), está ubicada en pleno barrio de Santa Cruz, uno de los más populares de la ciudad. Esta antigua “casa de gulas” fue donde se hospedó José Zorrilla mientras escribía Don Juan Tenorio. Aquí nació este clásico de la literatura, que además sirvió de inspiración para alguna de sus escenas. Pese al paso del tiempo, merece la pena adentrarse en su interior que aún conserva parte de la esencia del pasado.

A unos escasos metros de la Hostería el Laurel se encuentra la plaza de la Alianza, donde estaría localizada la casa de doña Ana de Pantoja, futura esposa de don Luis Mejía, personaje con el que compite don Juan Tenorio a la hora de hacer fechorías. Precisamente en la escena que se desarrolla en esta plaza, don Juan intenta arrebatarle su amada a don Luis.

Más difícil de localizar es el convento donde estaba internada doña Inés, uno de los personajes clave de este drama romántico. La orden a la que pertenecía el convento era la de los Calatrava, de ahí que en los hábitos que ella luce haya la característica  cruz de Calatrava estampada en rojo. En la calle de Calatrava, rebautizada con este nombre en honor a la obra, hubo un convento del que con la desamortización y posterior demolición, apenas se conserva una capilla que fue transformada en almacén. Más fácil de encontrar es la plaza de Santa Marta, donde todo el mundo está de acuerdo en que es el espacio en el que doña Inés fue raptada por nuestro galán.

Sin irnos del bello barrio de Santa Cruz llegamos a laplaza de Doña Elviraen la que estaría emplazada la casa de don Gonzalo de Ulloa, padre de doña Inés, firme opositor a la relación de ésta con don Juan.

En cuanto a la localización de la casa de don Juan Tenorio, por un lado está la literaria, que la sitúa a orillas del río Guadalquivir, por donde acaba huyendo, sin especificar dónde está exactamente, y la real. Sí, habéis leído bien, la familia Tenorio existió en realidad, y la tradición los ubica en el convento de San Leandro, situado en la plaza del mismo nombre.

La escena del duelo final, en la que el capitán Centella da muerte a don Juan Tenorio, tiene lugar en la calle Génova, actualmente rebautizada como avenida de la Constitución.

Cerrando este recorrido en homenaje a este clásico literario está la plaza de los Refinadores donde se erigió en 1975 una estatua dedicada a Don Juan Tenorio, obra del escultor Nicomedes Díaz Piquero.

Por cierto, si viajáis a Sevilla los fines de semana del 31 de octubre al 15 de noviembre os recomendamos acercaros al cementerio de San Fernando donde Engranajes Culturales llevará a cabo una visita teatralizada y la representación del tercer acto de Don Juan Tenorio.

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Texto de ISABELYLUIS Comunicación

Imágenes de Víctor Fernández Salinas, Consuelo Ternero, Sandra Vallaure

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El centro histórico de Málaga

Las calles de Málaga guardan un encanto y un colorido especial. Pasear por el centro de la ciudad es pasear por rincones llenos de historia, con muchos puntos de interés concentrados.

Uno de estos lugares es la bonita fachada de color crema y macetas en sus balcones del resguardado pasaje Chinitas, que evoca al pasado y al mítico Café Cantante de Chinitas, frecuentado en su época por toreros, literatos y poetas como Federico García Lorca.

El Café de Chinitas fue un escandaloso y el más famoso “café cantante” de Málaga, conocido por sus espectáculos artísticos y taberneros que existió entre 1857 y 1937. Debido a su gran popularidad, el pasaje donde estuvo ubicado, ha conservado su nombre, y los versos de Federico García Lorca así lo recuerda:
En le Café de las Chinitas dijo Paquiro a su hermano: “Soy más valiente que tú, más torero y más gitano”.
 Sacó Paquiro el reloj y dijo de esta manera “Este toro ha de morir antes de las cuatro y media”.

El nombre lo recuperó el afamado Restaurante Chinitas que basa su cocina en mariscos, carnes, jamón y platos típicos malagueños como la fritura malagueña o el arroz caldoso con bogavante.

Cerca de allí tienes también laBodega Quitapenas, fundada en 1880 y especializada en pescados y mariscos como el pulpo frito, los calamares, chopitos, jibias, bacalao, huevas, gambas y navajas o la riquísima tortilla de camarones que se riegan con vinos malagueños.

Y la Taberna Trillo, uno de los restaurantes con más solera del casco histórico de Málaga, con sus deliciosas especialidades de albóndigas de bacalao en salsa de calabacines, higadito de chivo encebollado, ortigas de mar rebozadas o lomo ibérico relleno de chorizo y alioli de pimiento. Todo un lujo para conocer la buena gastronomía local.

A unos metros se alza la Catedral de Málaga, una de las joyas renacentistas más valiosas de Andalucía. A la Basílica de la Encarnación se la conoce popularmente con el nombre de la Manquita,por su condición de inacabada. Su tesoro artístico alberga una tabla del Divino Morales, una escultura de la Virgen de los Dolores de Pedro de Mena, y otros de Andrea del Sarto, Van Dyck, además de varios cuadros del Niño de Guevara.

Continuamos hacia el norte pasando la calle Calderería, donde se encuentra la taberna Mitjana, céntrica y bulliciosa, con sus enormes barriles en la plaza que le dan un aire rustico. Sirven enrollaos, rebanás, pescaditos fritos y raciones con el vino dulce de Pedro Ximénez, la esencia de la taberna. De esta calle destaca la elaborada rejería de diseño ochocentista y caracoles de forja.

Y justo al lado, en el Gibralfaro, sirven generosas raciones de pescadito, berenjena con miel o el adobo a muy buen precio. Eso si no tienes inconveniente en salir con olor a frito para el resto del día.

En la bonita plaza de la Merced se encuentra la Casa Museo de Picasso . Ubicado en el Palacio de Buenavista, un edificio del siglo XVI declarado Monumento Nacional y conserva más de 280 obras del artista entre pinturas, esculturas, dibujos y grabados. Las doce salas del Museo Picasso acogen desde obras del pintor cuando contaba con tan solo 13 años a sus más conocidas creaciones, bien del cubismo o de la denominada etapa azul.

A los pies del cerro de la Alcazaba, de la calle Alcazabilla se encuentra el antiguo teatro romano de Málaga. Permaneció enterrado durante siglos hasta que fue descubierto en 1951. Se puede visitar de forma gratuita durante todo el año.

La Alcazabra y el Castillo de Gibralfaro forman un conjunto fortificado y uno de los enclaves más hermosos de la ciudad. Desde la torre del homenaje de Gibralfaro se pueden observar unas magníficas vistas de la ciudad de Málaga.

Ya por último, en la calle Cervantes se encuentra el Restaurante el Refectorium. Sus deliciosos platos a base de marisco, carne, verduras, ensaladas, le han dado una merecida fama y desde allí tienes unas vistas preciosas de toda la bahía de Málaga.

Imagen de paolotrabattoni.it

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Una ruta por Bilbao

Empezamos la ruta por las Siete Calles, por sus calles peatonales que alternan los comercios más clásicos con los más innovadores y con gran cantidad de bares y restaurantes en los que probar la mejor gastronomía vasca.

Este conjunto urbano tiene un destacable patrimonio arquitectónico y monumental, con edificios civiles y religiosos de gran interés y en la que se respira una gran vitalidad por sus bares y comercios. El Arenal bilbaíno es la mejor puerta de entrada a las Siete Calles y su puente, una atalaya sobre el Teatro Arriaga, un gran centro de la vida cultura bilbaína, obra de Joaquín Rucoba y Octabio de Toledo, quienes se inspiraron en la Ópera de París para su creación.

Entramos a las Siete Calles por el Arenal, y en la calle Fueros, 2 encontramos Lautxo, una pequeña tienda especializada en croquetas y canelones de todo tipo para llevar. Entre las croquetas las tienes de bacalao a la vizcaína, de gambas y setas, de chipirón encebollado o de chorizo, y canalones de puerro, de Idiazabal o de champiñón.

Para comer nos han recomendado el Kasko, un restaurante colorido con columnas de roble que ofrece una cocina moderna combinada con productos vascos. Tienen diferentes menús que se adaptan a todos los bolsillos.

Paseando por Las Siete Calles encuentras tiendas interesante como lu:la, en la plaza santiago s/n, que tienen zapatos monísimos, la última moda y los complementos más originales. Otra de las tiendas que nos ha llamado la atención en el Casco Viejo es La Casa del Yogur de Bilbao. Se encuentra en la calle Víctor, 2 y venden productos lácteos de Cantabria hechos 100% con yogur natural.

La plaza Nueva de estilo neoclásico muy definido y con 64 arcos sostenidos por columnas dóricas, está repleta de bares. Nos ha gustado mucho Víctor Montes, con su gran surtido de deliciosos pintxos pero puedes perderte por los numerosos locales de la plaza y entre el animado gentío que allí se reúne.

En las Calzadas de Mallona, 2 tienes el Museo Arqueológico que recoge la historia viva de Bizkaia en un recorrido cronológico que discurre desde la Prehistoria hasta la Edad Moderna.

Subiendo los 213 escalones de Mallona que se inician en la plaza Unamuno, se llega a la Basílica de Begoña, pasando por el cementerio de Mallona. Este tramo forma parte del Camino de Santiago por el Camino de la Costa. Desde el mirador tienes las mejores vistas del casco antiguo. Y para los más perezosos, tienes la alternativa de subir arriba cogiendo el ascensor de Begoña.

En el Parque de Etxebarria llama la atención la vieja chimenea que se conserva de la fábrica de Aceros Echevarría. Es debido a que antiguamente, muchas de las industrias se encontraban en el interior de la ciudad.

Descendiendo se llega a la ría, y te encuentras con el Mercadillo del Nervión, una curiosa tienda de artículos de segunda mano, antigüedades, rarezas y un poco de todo. Si te gusta la moda vintage, acércate el primer sábado de cada mes al mercado de la calle Dos de Mayo, donde encontrarás ropa de segunda mano y de nueva creación, vinilos, mobiliario vintage y mucho más.

Bordeando la ría nos encontramos con Zubizuri, que significa “puente blanco” en euskera, también conocido como Puente Peatonal del Campo de Volantín o puente de Calatrava, que constituye un símbolo del nuevo Bilbao.

Siguiendo el paso por campo Volatinse se llega hasta la plaza del Funicular donde puedes cogerlo para subir a Artxanda. El funicular fue construido en el año 1913 y durante el trayecto que dura unos pocos minutos, se pasa por encima de Ciudad Jardín, una zona de bonitas casas con jardines muy floreados. A Artxanda se le ha considerado siempre el pulmón de Bilbao porque antiguamente la villa era un lugar con mucha industria y el aire no tan limpio como ahora.

Una vez arriba te encuentras un parque con césped, zona de juegos para niños y zona de picnic a la que los bilbaínos acuden a tomar el sol para después comer en alguno de los asadores. Hay tres buenos restaurantes en los que comer, la Sidrería Artxanza con menú sidrería de tortilla de bacalao, bacalao frito y chupetón a 28 euros, el restaurante Txacolí con menú bilbaíno y el restaurante Antón.

Imagen de kurtxio

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Ronda, la ciudad soñada

El nombre de Ronda va inevitablemente asociado a la vertiginosa imagen de su Puente Nuevo y a la de su espectacular plaza de toros. Situada al noroeste de la provincia de Málaga, en el bello entorno natural conformado por la Serranía de Ronda, es el lugar perfecto para una escapada de fin de semana.  

La historia ha querido que por Ronda hayan pasado celtas, íberos, fenicios, griegos, cartagineses, romanos, árabes y bereberes, cuya estancia ha quedado reflejada en su rico patrimonio. También los franceses la ocuparon en 1810, y de la resistencia a dicha invasión nacería un movimiento guerrillero que daría lugar al bandolerismo.

Ronda, ciudad monumental

Evidentemente hay que empezar por uno de sus iconos, el Puente Nuevo. Construido en el siglo XVIII, une el casco histórico con la parte moderna de la ciudad, salvando una garganta de más de 100 metros profundidad, por la que pasa el río Guadalevín. Por un lado os recomendamos atravesarlo, para disfrutar de las imponentes vistas. Por otro lado, os aconsejamos acercaros a los balcones de los Jardines de Cuenca desde donde podréis ver este puente en su máximo esplendor. Pero aún hay más. Anteriores a la construcción del Puente Nuevo están el Puente Romano, conocido como Puente de las Curtidurías, y el Puente Viejo, terminado en 1616.

Otro de los puntos fuertes de esta ciudad es su casco antiguo, con su callejuelas, entre la que destaca la calle Manuel Montero, con sus características casas blancas y los floridos geranios que las ornamentan. En esta zona hay un buen número de casas nobles y palacios, siendo el más importante de ellos el Palacio de Mondragón. En este edificio de origen islámico conviven los estilos mudéjar y renacentista dando lugar a un armónico resultado. En la actualidad alberga el Museo de Ronda. Otros edificios destacados son el Palacio del Marqués de Salvatierra, la Casa del Gigante, joya de la arquitectura nazarí, la Casa de San Juan Bosco, de estilo renacentista, y el Palacio del Rey Moro. Este último conserva en su interior una mina de captación de agua de origen árabe, por la que se desciende hasta el río. 

En lo referente a la arquitectura religiosa merece la pena visitar la iglesia de Santa María la Mayor,que fue construida sobre la mezquita mayor de la Medina. En su interior destaca el coro realizado en madera de nogal y de roble.

Como ya hemos podido comprobar en el casco antiguo, el paso de los musulmanes ha dejado múltiples huellas en Ronda. En la actualidad aún se puede visitar la Medina Musulmana, de la que aún se conservan algunos restos de la muralla, y de la que destaca la Puerta de Almocábar, construida en el siglo XIII. El resto más importante de esa época son los Baños Árabes, construidos en los siglos XIII y XIV junto al Arroyo de las Culebras, siendo los mejor conservados de toda la Península Ibérica.

Tampoco debemos de perder de vista el pasado romano de Ronda, del que queda el yacimiento arqueológico de Acipino. Localizado a 20 kilómetros de la ciudad, de los restos que en él se pueden ver destaca el teatro romano.

Ronda, ciudad de toros

Como ya hemos indicado al principio de este post, la plaza de Toros, es el otro icono por el que es conocida Ronda. La Real Maestranza de Caballería de Ronda, inaugurada en 1785, es una de las más antiguas y monumentales de España. Curiosamente se atribuido su construcción a Martín de Aldehuela, que es el mismo arquitecto del Puente Nuevo. Para los que quieran profundizar o conocer más sobre mundo del toreo, en la misma plaza se puede visitar el Museo de la Tauromaquia.

Pero no sólo por esta plaza es reconocida esta ciudad dentro del mundo de los toros. Aquí nació la tauromaquia moderna y las corridas goyescas, y es cuna de importantes dinastías de toreros como los Romero y los Ordóñez. Precisamente este es el motivo por el que Ronda fue frecuentemente visitada por sus dos aficionados más internacionales, Ernest Hemingway y Orson Welles, siendo depositadas las cenizas de este último en Ronda, en la finca de los Ordóñez.

Ronda, ciudad del buen comer ¡y beber!

La mejor forma de culminar una visita a Ronda es probando alguna de sus especialidades gastronómicas como la sopa de castañas, las migas con chorizo, el rabo de toro, el conejo a la rondeña y la perdiz al tajo. El acompañamiento perfecto para dichos platos son algunos de los vinos que se producen en la Serranía de Ronda y que pertenecen a la DO Málaga y Sierras de Málaga.

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Texto de ISABELYLUIS Comunicación

Fotos de SuperCar-RoadTrip.fr, Elliott Brown, Julia Kostecka, Antonio

 

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