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Una fiesta de muerte en Santa Marta de Ribarteme

Cada 29 de julio, a las 12 del mediodía, en una pequeña iglesia del pueblo pontevedrés de San Xosé de Ribarteme se inicia una las procesiones más curiosas del mundo: la Romaxe dos cadaleitos (procesión de ataúdes) de Santa Marta de Ribartemeo. San Xosé de Ribartemese encuentra en el municipio de As Neves, una zona a unos 30 kilómetros de Vigo que durante siglos quedó aislado y apartado de las influencias del catolicismo más ortodoxo y tradicional.

En la procesión de Santa Marta de Ribartemedesfila la imagen de Santa Marta, protectora de los desahuciados y de los casos imposibles, y una de las vírgenes más veneradas de la comunidad. Es también hermana de María Magdalena y de Lázaro, resucitado este último por Jesús cuando llevaba tres días muerto. Junto a ella, además de la cruz y las imágenes de San Benito y de la Virgen del Carmen, le acompañan un cortejo de féretros abiertos con personas vivas en su interior, que son llevados a hombros por familiares y amigos. Es un acto de profunda fe, en el que religión y simbología se unen, y con el que los devotos buscan cumplir la promesa que contrajeron con Santa Marta, de agradecimiento por seguir vivos tras haber sufrido una experiencia cercana a la muerte. A su paso, los demás peregrinos cantan sobre las bondades de los poderes de curación de la virgen, acompañados por el redoblar de los tambores y el repicar constante de las campanas: “Virgen de Santa Marta, Estrella del Norte, te traemos a los que vieron la muerte”.

La escena transpira la espiritualidad y la devoción típica de la Galicia más profunda, que puede ser un tanto impactante para aquellos que no conozcan la tradición; sin embargo, cada año son más los devotos, turistas y curiosos que se acercan hasta este pequeño pueblo gallego para vivir de cerca este momento tan especial.

Galicia es un tierra llena de leyendas, en las que muerte y resurrección muchas veces son las protagonistas; historias que transcurren por brumosos paisajes, como el de la Santa Campaña -la procesión de difuntos en pena que, en su tétrico recorrido, visitan las casas en las que en breve habrá un difunto-. Este misticismo es parte del encanto de la tierra y para conocer la esencia de la Galicia profunda es necesario conocer también sus costumbres ancestrales.

Foco de interés internacional

Esta procesión causa cada vez más interés en turistas y periodistas de todo el mundo. Incluso el diario británico The Guardian se fijó en ella para calificarla como la segunda festividad más curiosa del mundo, lo que le ha dado más renombre si cabe. Otros encantos de la zona tampoco han pasado desapercibidos para el prestigioso periódico, que calificaba la playa de Rodas de las Islas Cíes, en el archipiélago del mismo nombre de la  provincia de Pontevedra,como la más bonita del mundo.

La revista National Geographic también ha fijado los objetivos de sus cámaras en las Rías Baixas en un documental sobre tradiciones y comunidades culturales de toda Europa. Para su rodaje, el presentador de televisión escocés Darren McMullen se involucró al máximo, introduciéndose en uno de los ataúdes de la procesión.

«El Concello de As Neves»

Estrechamente ligada al río Miño, que durante 10 kilómetros hace de frontera natural con Portugal, el Concello de As Neves es un lugar apacible en el que reencontrarse con el pasado, que ha quedado fijado en lugares como A Pedra da Moura en Taboexa y el Monte das Carboeiras en Liñares, o en los yacimientos castreños de Cividá, Rocha y Altamira. Los bellos paisajes de As Neves pueden descubrirse recorriendo diversas rutas que pasan por los márgenes del río Miño, como el Sendeiro dos Pescadores de As Neves, que trascurre por la orilla gallega del río, o la Ruta do Patrimonio Natural e Histórico-Artístico, una ruta circular que pasa por las trece parroquias del Ayuntamiento de As Neves.

El Concello de As Neves también presume de su buena gastronomía, con productos típicos de la zona como la lamprea, la angula, carnes de la montaña, miel y el queixo (queso) das Neves, que se complementan perfectamente con vino blanco cultivado en las riberas del Miño, como Condado y Albariño, o el tinto de Rubios.

¿A qué esperas para vivir esta extraordinaria experiencia? Consulta nuestros vuelos a Vigo aquí.

Texto de Scanner FM

Imágenes de Ricardo Grobas para Vivir Galicia Turismo, Galicia Maxica, Un paseo o una foto

 

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Navidades en A Coruña

La Navidad es decoración, regalos, adornos, ritos, celebraciones y muchas más cosas, pero es una época en la que probablemente dispongamos también de un tiempo extra de ocio que este año, si vas hasta A Coruña, podrás aprovechar para disfrutar de la amplia programación que se prolonga hasta la cabalgata de Reyes. Aquí van nuestras recomendaciones para las Navidades. Ah, y también os presentamos dos restaurantes con estrella Michelin, no muy lejos de la ciudad.

Navidad atlántica

Desde principios de diciembre se abrió al público el Poblado de Navidad en María Pita, con actividades infantiles, magia, juegos, música y regalos. Sin duda, aquí los más pequeños se lo pasarán bomba con múltiples actividades pensadas para ellos. También para los niños, los grandes protagonistas de la Navidad, está prevista una nueva edición de Nadaliño, el Salón de actividades lúdicas y educativas que se celebrará en Palexco.

Con la finalidad de disfrutar y también instruir, los Museos Científicos de A Coruña han preparado también programas especiales de actividades para estas fechas. El fin de fiesta para los más pequeños lo pondrá un año más la gran Cabalgata de Reyes, un desfile que pasará por las calles de la ciudad, con muchas sorpresas, en la mágica noche del 5 de enero.

Pero no todo está pensado para niños. Estas fiestas también las disfrutamos los adultos. Así que, si os acercáis a A Coruña, que sepáis que habrá una amplia oferta de conciertos, además del estreno de diversos musicales, incluido un Festival Gospel de música religiosa afroamericana.

Finalmente, una cita señalada en el calendario es la San Silvestre Coruñesa, en la tarde del día 31, con salida en la Plaza de María Pita, y llegada, este año como novedad, en el Obelisco, para aquellos que quieran despedir el año en forma y eliminar alguna caloría de más adquirida a lo largo de la semana de fiestas.

Gastro visita

Y ya que estáis aquí os recomendamos hacer una escapada a dos de los restaurantes de la zona con estrella Michelin:

As Garzas

O Porto de Barizo, Barizo, 15113 Malpica de Bergantiños, A Coruña

Chef: Fernando Agrasar

Situado en plena Costa da Morte, frente a las islas Sisargas, el restaurante está en el hotel del mismo nombre, una edificación con grandes ventanales que parecen asomarse al borde del acantilado. El comedor es un espacio moderno y relajante, con una imponente chimenea y tan solo once mesas alrededor. La cocina de As Garzas tiene sabor a mar, el sabor del Atlántico en estado puro. Su chef, Fernando Agrasar, asegura que no es una cocina de vanguardia, pero sí creativa. Sin imposiciones, sin elaboraciones que no llevan a nada.

Los pescados y mariscos gallegosse imponen en la carta, convertidos enverdaderos bocados de placer. Aun conlas variaciones de temporada, el meroy la lubina, los preferidos del chef,tienen siempre un lugar preferente.También los arroces, sobre todo el debogavante.Además de una impresionantecarta de temporada, As Garzas ofreceun exquisito menú cuidadosamentepensado para “los que no quierenpensar”. En total son entre 12 y 14 platos (teniendo en cuenta que hay dos postres) que cambian en función de latemporada y del mercado, con lo másnovedoso del restaurante.

Retiro da Costiña

Av. de Santiago, 12. 15840 Santa Comba, A Coruña

Chef: Manuel Costiña

Emplazado en una casa señorial a medio camino entre Santiago de Compostela y la Costa da Morte, en Retiro cada espacio está cuidadosamente diseñado para disfrutar del momento. Para el aperitivo, una bodega iluminada por un techo de estrellas. Para la comida o la cena, un espacioso comedor con paredes de piedra. Y para la sobremesa, un elegante salón con chimenea.

Retiro ofrece una cocina de mercado con lo más apetitoso de la temporada. Eso sí, Galicia manda. Así que no es difícil encontrarse con maravillas como navajas de Fisterra, mero de Aguiño, merluza de O Celeiro o unas ostras de O Freixo. Además de las delicias de la carta, Manuel propone dos menús degustación, uno de ellos especialmente maridado por el sumiller. Y aun más: la bodega. Porque a una impresionante carta de vinos se une otra de destilados, cada una con más de 800 referencias. Joyas enológicas como whiskies Macallan de 40 ó 50 años.

Ya ves, lo que te espera si vas a A Coruña a pasar las vacaciones de Navidad. Consulta nuestros vuelos aquí.

Texto de Turismo de A Coruña

Imágenes de Turismo de A Coruña, Retiro, As Garzas

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Una ruta por la Bretaña

Recorrer la Bretaña es revivir la emocionante historia medieval europea, ahondar en sus raíces culturales, en sus tradiciones y leyendas. Descubrirás unos paisajes sorprendentes; sus playas, acantilados o localidades medievales como Vitré o Fougères, y sacarás provecho de los efectos beneficiosos que ofrecen las aguas del océano Atlántico para el cuerpo. En Dinard o La Baute encontrarás algunos de los mejores balnearios, a los que son tan aficionados los bretones, en los que descansar y purificarte.

La Bretaña francesa es una gran península con 1.200 kilómetros de litoral y una intensa relación con la tierra y el mar, que se percibe tanto en sus paisajes como en la gastronomía y sus tradiciones, que se remontan a su pasado celta, realmente más próximo a Irlanda o Gales que a la propia Francia.

La belleza del litoral bretón se ve prolongado por sus islas, al norte las de Bréhart o Ouessant y Sein, Glénan, Groix o Belle-Île al sur, auténticos paraísos de belleza salvaje con sus calas protegidas y sus faros, y con una historia y personalidad propia. Sus puertos han sido puntos estratégicos tanto para el comercio como para la defensa militar e incluso, tierras de destierro.

Rennes, aunque capital de la Bretaña, se encuentra a las puertas de la región de Normandía y es un destacado lugar del patrimonio arquitectónico y testigo de la historia de la región. Alrededor de sus dos plazas reales, el Parlamento y el ayuntamiento, y sus características casas de entramado de madera y mansiones renacentistas, se dibujan siglos de historia.

A 30 kilómetros de Rennes se encuentra el frondoso bosque de robles y hayas de Brocelandia, dominio de mitos y leyendas celtas. Es aquí donde se suelen situar muchos episodios de las novelas de la Mesa Redonda, como la búsqueda que el Rey Arturo ordenó para encontrar el Santo Grial y fue también el lugar donde vivieron el hada Viviana, el caballero Lancelot y el mago Merlín, amigo y asesor del joven Arturo, del que dicen quedó allí atrapado por amor.

Por el mágico bosque de Broscelandia recorrerás recónditos senderos que te llevaran por el Puente del Secreto, el pueblo de Paimpont y su hermosa abadía o los castillos de Brocelianda y del paso del Acebo.

Al norte, en el estuario del río Rance se llega a Dinan, con su encantador casco urbano y una de las ciudades medievales mejor conservadas. Por su recinto amurallado descubrirás fascinantes monumentos como la basílica de Saint-Sauveur o la torre de l’Horlage.

A partir de aquí se extiende la Costa Esmeralda, con sus verdes costas salpicadas de pueblecitos, que trascurre desde la ciudad amurallada de Sain-Malo a la Costa de Granito Rosa, que debe su nombre a sus peculiares formaciones rocosas de matices rosa. Y entre ellos, innumerables sitios por explorar: los acantilados rocosos de Cap Fréhel o Rochefort-en-Terre con sus casas bajas de techos de pizarra y el encanto de los viejos pueblos.

Otro de los alicientes de la ruta por la costa bretona es seguir el Camino de los faros, que se inicia en Brest y finaliza en Portsall, para recorrer el medio centenar de faros que puntean su litoral.

Grandes pintores como Paul Gauguin o Maurice Denis han inmortalizado como nadie la Bretaña. Podrás redescubrirlos en el Museo de Bellas Artes de Pont-Aven. Pont-Aven debe su fama a la escuela de pintores que lideró Gauguin en esta localidad pesquera, llegados de París y dispuestos a seguir sus enseñanzas. Esta población sigue conservando los nostálgicos molinos que se sucedían a lo largo del río, que tantas veces recrearon estos artistas, y su fascinación por la pintura, pero también podrás disfrutar de su afamada repostería.

Finalizando el arco de la costa bretona hacia el sur, se encuentra Carnac, localidad que alberga más de 3.000 restos prehistóricos de entre los años 5.000 y 2.000 a.C. Se trata del enclave arqueológico más antiguo de Europa, dividido en cuatro grandes áreas: Le Ménec, Kermario, Kerlescan y Le Petit Ménec. También puedes completar tu visitar en el Museo de la Prehistoria de Carnac.

Comer en la Bretaña

El dilatado litoral bretón, bañado por las aguas del Atlántico, marca la gastronomía de la región, que ha sabido, como ninguna otra, preservar sus especialidades gastronómicas. Los pescados y mariscos toman las cartas de los restaurantes como en ningún otro lado. Aquí se recogen una de las mejores ostras del mundo, la Belon y por supuesto, los mejillones.

En general todos los crustáceos y mariscos como el centollo, los bogavantes o los bueyes de mar, ya que se recogen de sus frías aguas. Esto se traduce también en deliciosas sopas de pescado. Aunque si hay un pescado por el que los bretones tienen un especial fervor, ese es el bacalao, que preparan de todas las maneras imaginables.

Pero, aparte del pescado, en la Bretaña se elaboran excelentes quesos, como el curé nantais, y mantequilla, sidra y deliciosa repostería. Sus crêpes, brioches o los sablés harán las delicias de los más golosos.

¿Dan ganas de ir verdad? ¡Anímate! ¡Consulta nuestros precios aquí!

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Una ruta por la Bretaña francesa

Recorrer la Bretaña es revivir la emocionante historia medieval europea, ahondar en sus raíces culturales, en sus tradiciones y leyendas. Descubrirás unos paisajes sorprendentes; sus playas, acantilados o localidades medievales como Vitré o Fougères, y sacarás provecho de los efectos beneficiosos que ofrecen las aguas del océano Atlántico para el cuerpo. En Dinard o La Baute encontrarás algunos de los mejores balnearios, a los que son tan aficionados los bretones, en los que descansar y purificarte.

La Bretaña francesa es una gran península con 1.200 kilómetros de litoral y una intensa relación con la tierra y el mar, que se percibe tanto en sus paisajes como en la gastronomía y sus tradiciones, que se remontan a su pasado celta, realmente más próximo a Irlanda o Gales que a la propia Francia.

La belleza del litoral bretón se ve prolongado por sus islas, al norte las de Bréhart o Ouessant y Sein, Glénan, Groix o Belle-Île al sur, auténticos paraísos de belleza salvaje con sus calas protegidas y sus faros, y con una historia y personalidad propia. Sus puertos han sido puntos estratégicos tanto para el comercio como para la defensa militar e incluso, tierras de destierro.

Rennes, aunque capital de la Bretaña, se encuentra a las puertas de la región de Normandía y es un destacado lugar del patrimonio arquitectónico y testigo de la historia de la región. Alrededor de sus dos plazas reales, el Parlamento y el ayuntamiento, y sus características casas de entramado de madera y mansiones renacentistas, se dibujan siglos de historia.

A 30 kilómetros de Rennes se encuentra el frondoso bosque de robles y hayas de Brocelandia, dominio de mitos y leyendas celtas. Es aquí donde se suelen situar muchos episodios de las novelas de la Mesa Redonda, como la búsqueda que el Rey Arturo ordenó para encontrar el Santo Grial y fue también el lugar donde vivieron el hada Viviana, el caballero Lancelot y el mago Merlín, amigo y asesor del joven Arturo, del que dicen quedó allí atrapado por amor.

Por el mágico bosque de Broscelandia recorrerás recónditos senderos que te llevaran por el Puente del Secreto, el pueblo de Paimpont y su hermosa abadía o los castillos de Brocelianda y del paso del Acebo.

Al norte, en el estuario del río Rance se llega a Dinan, con su encantador casco urbano y una de las ciudades medievales mejor conservadas. Por su recinto amurallado descubrirás fascinantes monumentos como la basílica de Saint-Sauveur o la torre de l’Horlage.

A partir de aquí se extiende la Costa Esmeralda, con sus verdes costas salpicadas de pueblecitos, que trascurre desde la ciudad amurallada de Sain-Malo a la Costa de Granito Rosa, que debe su nombre a sus peculiares formaciones rocosas de matices rosa. Y entre ellos, innumerables sitios por explorar: los acantilados rocosos de Cap Fréhel o Rochefort-en-Terre con sus casas bajas de techos de pizarra y el encanto de los viejos pueblos.

Otro de los alicientes de la ruta por la costa bretona es seguir el Camino de los faros, que se inicia en Brest y finaliza en Portsall, para recorrer el medio centenar de faros que puntean su litoral.

Grandes pintores como Paul Gauguin o Maurice Denis han inmortalizado como nadie la Bretaña. Podrás redescubrirlos en el Museo de Bellas Artes de Pont-Aven. Pont-Aven debe su fama a la escuela de pintores que lideró Gauguin en esta localidad pesquera, llegados de París y dispuestos a seguir sus enseñanzas. Esta población sigue conservando los nostálgicos molinos que se sucedían a lo largo del río, que tantas veces recrearon estos artistas, y su fascinación por la pintura, pero también podrás disfrutar de su afamada repostería.

Finalizando el arco de la costa bretona hacia el sur, se encuentra Carnac, localidad que alberga más de 3.000 restos prehistóricos de entre los años 5.000 y 2.000 a.C. Se trata del enclave arqueológico más antiguo de Europa, dividido en cuatro grandes áreas: Le Ménec, Kermario, Kerlescan y Le Petit Ménec. También puedes completar tu visitar en el Museo de la Prehistoria de Carnac.

Comer en la Bretaña

El dilatado litoral bretón, bañado por las aguas del Atlántico, marca la gastronomía de la región, que ha sabido, como ninguna otra, preservar sus especialidades gastronómicas. Los pescados y mariscos toman las cartas de los restaurantes como en ningún otro lado. Aquí se recogen una de las mejores ostras del mundo, la Belon y por supuesto, los mejillones.

En general todos los crustáceos y mariscos como el centollo, los bogavantes o los bueyes de mar, ya que se recogen de sus frías aguas. Esto se traduce también en deliciosas sopas de pescado. Aunque si hay un pescado por el que los bretones tienen un especial fervor, ese es el bacalao, que preparan de todas las maneras imaginables.

Pero, aparte del pescado, en la Bretaña se elaboran excelentes quesos, como el curé nantais, y mantequilla, sidra y deliciosa repostería. Sus crêpes, brioches o los sablés harán las delicias de los más golosos.

Imagen de Pymouss

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