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La Bienal de Venecia arte por un tubo

Los que piensen que el turismo cultural es un invento del siglo XXI van mal encaminados: Venecia ya lo había inventado antes. Con la ambición de situar la ciudad en el punto de mira internacional, en 1895 nace la primera Exposición de Arte Internacional de la historia, o lo que es lo mismo, La Biennale di Venezia. Y desde entonces hasta hoy. 

Protagonista indiscutible del pulso artístico de vanguardia —con el permiso de la Documenta— La Biennale llega este año a su 57ª edición sin perder fuelle. Seis meses, del 13 mayo al 26 de noviembre,non-stopen los que elarte contemporáneo invade la ciudad ocupando tierra y mar por igual. Entre vaporettos, iglesias y palazzi visitamos la ciudad de los canales para empaparnos de las últimas tendencias que pronto se alzarán en museos y galerías de medio mundo. ¡Empezamos el Grand Tour!

Manual de supervivencia

Aviso para navegantes: moverse por la Bienal no es tarea fácil. Las claves: zapato cómodo, alojamiento estratégico y una buena planificación; la oferta es inabarcable y los espacios mastodónticos.

Las propuestas principales se concentran en el Arsenale y los Giardini di Castello. Allí se encuentra la exposición oficial Viva Arte Viva así como un buen número de los 85pabellones nacionales que salpican la isla. Y por si fuera poco, a la lista hay que sumarle un sinfín de exposiciones y eventos paralelos de primer orden que colonizan los edificios históricos de la ciudad.

Mis consejos: keep calm y no te abrumes, esta maratón es sólo cada dos años; reserva tres días en la agenda o morirás en el intento; alójate en la zona de Il Castello, el núcleo duro de la bienal, y evitarás tickets de vaporetto; y lleva a cuestas un bloc de notas y la cámara con las baterías bien cargadas para repasar lo visto en casa.

En los Giardini: lo mejor de lo mejor

Separar el grano de la paja puede ser agotador. Para calentar motores tomamos rumbo hacia el sur-este, donde Venecia llega a su fin. Allí se alzan los Giardini di Castello, pulmón verde por excelencia y feudo de los pabellones nacionales —una idea un tanto arcaica que nos recuerda que la actual bienal es la versión moderna de las clásicas ferias de muestras de antaño. Y es que en Venecia cada estado tiene su edificio donde mostrar al mundo lo mejor de lo mejor de su producción artística reciente; una especie de Juegos Olímpicos del Arte donde ‘gana’ quien marca más músculo.

Y es que la bienal va de arte, pero también de poder y arquitectura. Y cuando se trata de ésta algunos pabellones brillan con luz propia. No hay que dejar escapar el de Finlandia, construido en módulos de madera por el archiconocido Alvar Aalto, padre de la arquitectura moderna escandinava; el de Austria, obra y gracia de Josef Hoffmann, fundador junto a Klimt de la Secesión vienesa; ni el de Holanda, un pabellón de formas abiertas que exhibe la elegancia minimal del neoplasticismo de los 50.

Pero volvamos al arte y a las propuestas más sonadas. El León de Oro al Mejor Pabellón ha ido para Alemania, donde la artista Anne Imhof ha instalado un suelo de cristal bajo el que se desarrollan performances que muestran el mundo ‘como una perrera’. Francia se ha convertido en una sala de conciertos gracias a Studio Venezia, una instalación de Xavier Veilhan que convierte el espacio en un estudio de grabación por el que actúan músicos y artistas de todo el mundo. Y Austria acapara todos los flashes en el camión haciendo el pino de Erwin Wurm, una propuesta lúdica donde no faltan esculturas con las que interactuar y divertirse.

El programa off

Eventos colaterales, exposiciones paralelas, charlas, diálogos, performances y programas de film. No hay cuerpo que aguante Venecia. Y es que al programa oficial le ha salido un rival de nivel en las propuestas artísticas que se suceden en iglesias, fundaciones y museos de la ciudad. Aquí va lo más jugoso de la off-bienal 2017.

Damien Hirst desembarca en Venecia y lo hace por partida doble. De la mano del coleccionista francés François Pinault ha instalado sus últimas excentricidades en la Punta della Dogana y el Palazzo Grassi, incluyendo una escultura de 18 metros que se eleva hasta el firmamento. Como ya es propio del británico, un show que es puro espectáculo y la coartada perfecta para visitar dos edificios históricos que presiden el Gran Canal.

La pequeña isla de San Giorgio Maggiore se rinde por completo a Michelangelo Pistoletto. Figura clave del Arte Povera y uno de los artistas italianos más destacados, Pistoletto presenta One and One Makes Three, una exposición que ocupa esta abadía construida por Palladio y en la que muestra una selección de obras realizadas desde los años 60 hasta la actualidad, contando con la popular ‘Venus de los harapos’.

Para cerrar la maratón nos vamos al Palazzo Fortuny, una joya del gótico veneciano que se alza entre el Puente de Rialto y San Marco. Casa-estudio de Marià Fortuny, el espacio acoge la colección del artista así como exposiciones temporales. En esta ocasión se presenta Intuition, una muestra colectiva sobre el poder evocador del arte en la que no faltan grandes nombres como André Breton, Joan Miró, Vassily Kandinsky, Marina Abramovic o Anish Kapoor.

Y hasta aquí nuestro paso por La Biennale, una cita centenaria que se reinventa en cada edición y en la que hay arte para todos los gustos, intereses y teorías. ¡Nos vemos por los canales!

Reserva tu Vueling a Venecia aquí

Texto de Núria Gurina

Fotos de: Andrea Avezzù, Jean-Pierre Dalbéra, Francesco Galli, g.sighele, imagea.org, Erin Johnson

 

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Carcasona inspiración medieval

Situada en el centro del triángulo que conforman las ciudades de Toulouse, Montpellier y Barcelona se encuentra esta espectacular ciudad amurallada que hace las delicias de todo aquel que la visita. No en vano, en 1997 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y es uno de los principales atractivos turísticos de la región del Languedoc, y por extensión de Francia, llegando a atraer unos 4 millones de turistas al año. A continuación te desvelamos las claves que han convertido a Carcasone en un lugar a visitar.

Importante enclave estratégico

Su estratégica ubicación, en una colina sobre el valle del río Aude que le permitía la vigilancia de rutas tan importantes como la que unía la Península Ibérica con el resto de Europa, y el Atlántico con el Mediterráneo la convirtió en lugar clave durante siglos. Ya en época preromana era un importante centro de intercambio comercial, que con el tiempo sería codiciado por galos, romanos, encargados de construir la primera muralla de la ciudad antigua, visigodos, musulmanes, hasta acabar transformándose en cuartel del ejército real francés.

Recorriendo la Cité

La huella de todo ese pasado como centro estratégico se encuentra localizado en la zona alta de Carcasona, en lo que se conoce como la Cité, y en el que está emplazado el antiguo recinto amurallado. Y es en el recorrido por el interior de este espacio donde el visitante se verá totalmente transportado a otra época. La Cité se encuentra protegida por una doble muralla, la interior de época gala, romana y visigoda, y la exterior, mucho más robusta y coronada por catorce torres, edificada a partir del siglo XIII. Una vez dentro, lo mejor es perderse por sus calles y dejarse llevar por el espíritu medieval que emanan. Entre los lugares más destacados se encuentran el Castillo Condal, situado en el oeste de la ciudad, adosado a la muralla, cuyo interior se puede visitar, y la Basílica de Saint-Nazaire, de época románica. Tampoco dejéis de recorrer el antiguo puente (Pont-Vieux) que atraviesa el Canal du Midi, uniendo la Cité con la zona baja de Carcasona.   

Algunos extras por el camino

Este viaje al pasado que supone pasear por las calles de la antigua Carcasona quedará perfectamente complementado con una parada gastronómica en alguno de los locales que hallarás en tu camino. Tomarse un buen vaso de vino, a poder ser de Corbieres, que es la denominación local, acompañado de confit de pato o de cassoulet (guiso de alubias típico de la zona) es el extra perfecto que redondeará tu visita a esta ciudad.

Viollet-le-Duc, el otro gran protagonista de Carcasona

Gran parte del atractivo de Carcasona versa en la figura del arquitecto, arqueólogo y escritor francés Viollet-le-Duc, y de la singular a la par que polémica  “restauración” que llevó a cabo de la Cité a mediados del siglo XIX. Hay que tener en cuenta que la zona amurallada de Carcasone, tras el Tratado de los Pirineos en1659 quedó totalmente abandonada, siendo lentamente corroída por el imparable paso del tiempo. Tal era su estado de degradación que se llegó a plantear su destrucción, pero finalmente, y por petición popular, se procedió a su remodelación, y para ello se recurrió a una de las figuras más importantes en ese momento, Viollet-le-Duc.   

Más que ante una restauración como la entenderíamos en la actualidad, lo que el visitante se encuentra es con una reconstrucción de la ciudad antigua a la que se le ha incorporado algún que otro retoque de carácter romántico ideado por el propio Viollet-le-Duc. En realidad hizo lo que estaba en boga en ese momento en lo que al campo de la restauración se refiere, aunque con posterioridad han sido muchos los expertos que han criticado dicha labor. Aún así, hay que reconocer que el resultado no desentona tanto, y logra sumergir al visitante en esa época que el arquitecto intentó plasmar con su interpretación del pasado medieval.

Reserva tu Vueling a Toulouse, que se encuentra a apenas 100 kilómetros de Carcasona, y aventúrate a viajar en el tiempo tras las murallas de esta maravillosa ciudad fortificada del Languedoc.

Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS

Imágenes de Tournasol7

 

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Versalles La casa del Rey Sol

Cuando uno llega a Versalles entiende por qué fue la joya del reinado de Luis XIV. Partiendo de una mansión de caza de su padre, el Rey Sol construyó el palacio más grande de Europa. Los opulentos interiores y los esplendidos jardines se prepararon para alojar hasta 20.000 personas. Se contó con los mejores arquitectos y artistas: Louis Le Vau y Hardouin-Mansart diseñaron el edificio, Charles Le Brun los interiores y André Le Nôtre reformó los jardines. Todo estaba listo para recibir a la corte.

El palacio más grande de Europa

Las estancias principales de la residencia están en la primera planta. Ahí se encuentran los Aposentos del Rey y de la Reina, que se ubican alrededor del Patio de Mármol que está tras la última reja en el acceso al Palacio desde la calle. Si has visto películas como Maria Antonieta de Sofia Coppola o la serie Versailles (recomendamos encarecidamente las dos), sabrás que sus habitaciones eran de todo menos privadas. Las reinas de Francia daban a luz a sus hijos ante la corte y los reyes amanecían diariamente con la curiosa ceremonia de le lever du Roi (el despertar del Rey) en la que nobles y familiares acudían para ver como el monarca se levantaba.

No obstante, el rey tenía lugares en los que poder trabajar, como el Gabinete del Consejo, donde recibía a los ministros y a su familia, o la conocida como Biblioteca de Luis XVI, que se caracteriza por el globo terrestre del soberano y por sus preciosos paneles neoclásicos. Conectando las estancias del rey con las de la reina, está la Antecámara del Oeil-de-Bouef (ojo de buey), llamada así por su gran ventanal. Se dice que la noche del 6 de octubre de 1789 la reina María Antonieta salió de la cama y huyó a través de esta sala hacia las estancias de su marido, donde logró ponerse a salvo, cuando un grupo de revolucionarios invadió el palacio en su búsqueda. Al día siguiente abandonarían por siempre el palacio.

También en el primer piso, en un extremo de la parte del palacio que da al jardín, se encuentran las estancias estatales. De ellas, la más famosa es el Salón de los Espejos, lugar en el que se celebraban las grandes ceremonias oficiales. Con 73 metros y vistas a los jardines, acogió en 1919 la firma del Tratado de Versalles, que puso fin a la I Guerra Mundial. Otras estancias que no te puedes perder son el Salón de la Guerra, contiguo al Salón de los Espejos, con un gran relieve de Luis XIV a caballo pisoteando a su enemigos, el Salón de Apolo y el Salón de Hércules, que alberga la monumental Cena en casa de Simón del pintor Veronés, regalado por la República de Venecia a Luis XIV.

Capilla y teatro de ópera dentro de casa

En la primera planta del palacio está el acceso a la tribuna de la Capilla Real, que utilizaba el monarca y su familia, y también la Galería de las Batallas, resultado de la reforma que Luis Felipe hizo de las antiguos estancias de los nobles, que convirtió en una galería de pinturas históricas y que acoge obras de autores como Delacroix o Gérard.

En la planta baja, son visita obligada los preciosos Aposentos de Mesdames Adelaida y Victoria, hijas de Luis XV, que nunca se casaron y vivieron aquí hasta la Revolución.

El otro gran edificio del Palacio de Versalles es la Ópera Real. Este teatro, construido en 1770 para el enlace entre Luis XVI y María Antonieta, no puede visitarse, pero tiene una interesante temporada lírica que es la excusa perfecta para que pases una velada en el lugar y te sientas como un miembro más de la corte.

Jardines, fuentes y palacios perdidos

Después de visitar el palacio, lo mejor es perderse por sus inmensos jardines y disfrutar de las fuentes. Dependiendo del día, se ofrecen distintos espectáculos, por lo que no está de más que eches un vistazo a la programación antes de planificar tu visita.

Los jardines tienen un trazado formal, con caminos geométricos repletos de arboledas, setos, flores, fuentes y estanques. Fuentes como la de Neptuno, Latona, la Columnata o la Fuente del Dragón son algunas de las que más te impresionarán.  Merece la pena que pasees entre ellas, dejándote llevar hasta el recinto del Trianón, una de las joyas del complejo de Versalles. Aquí encontrarás dos edificios: el Grand Trianón, palacete construido por Luis XIV para evitar la vida cortesana y disfrutar de sus amantes, y también el Petit Trianón, levantado por Luis XV y que terminó siendo el refugio predilecto de la reina María Antonieta, que le añadió un teatrito que es una monada. Además, no puedes perderte el Dominio de la Reina, donde la esposa de Luis XVI recreó un aldea de doce edificios de idealizada estética rural, con campesinos y una granja de animales, a la que acudía para olvidarse de las exigencias del mundo que le tocó vivir.

Coge tu Vueling a París y anímate a acercarte hasta Versalles –está a una media hora en tren- para conocer tan espléndido palacio y sentirte por unas horas como un rey.

 

Texto de Aleix Palau para Los Viajes de ISABELYLUIS

 

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Tras los pasos de Juana de Arco

Juana de Arco es uno de esos personajes históricos difíciles de olvidar por lo apasionado de su biografía, que ha dado lugar a múltiples libros y películas intentando desvelar los secretos de tan misteriosa figura. Nacida en tiempos revueltos, con la Guerra de los Cien Años como telón de fondo, pasaría de ser una simple campesina analfabeta a estar al mando de un ejército de cinco mil hombres, y todo gracias a “sus visiones”. Y es que fue el mismísimo Dios el que se dirigió a ella y le dijo que tenía una misión que llevar a cabo: dirigir el ejército francés para expulsar a los ingleses y lograr así la coronación de Carlos VII de Francia ¡Ahí es nada! Ahora nos puede parecer un disparate, pero a principios del siglo XV el papel y el poder de la religión eran irrefutables, no en vano los reyes lo eran “por la Gracia de Dios”. Eso, y que detrás de esas visiones había una mujer tenaz, valiente y con gran poder de convicción.

Orleans, la ciudad que la vio triunfar

En Orleans tuvo lugar uno de los momentos más relevante de su vida, motivo por el que es conocida con el sobrenombre de la Doncella de Orleans. El 8 de mayo de 1429 lograría uno de sus máximos hitos, liberar a esta ciudad de los ingleses, marcando el inicio de la reconquista de los territorios ocupados. En conmemoración de esta victoria, todos los años por estas fechas tienen lugar en Orleans las fiestas de Juana de Arco, en las que están presente la tradición, a través de las recreaciones de la batalla, y la modernidad, con actuaciones de DJs en el festival Set Electro.

Durante el asedio de Orleans, nuestra heroína estuvo alojada en la casa de Jacques Boucher, tesorero del duque de Orleans. Reconstruida en 1960, en la actualidad es conocida como la Casa de Juana de Arco, cuyo interior acoge una sala multimedia, y un centro de investigación y documentación donde profundizar sobre la Doncella de Orleans y su paso por la ciudad.

Para los más estudiosos del tema, el Centro de Juana de Arco cuenta con una de las mayores bibliotecas sobre Juana de Arco, en la que consultar todo tipo de manuscritos y documentos sde la época.

Rouen, el trágico final

Después de su paso por Orleans, nuestra protagonista quiso dejar las armas, pues había dejado de tener visiones, pero le rogaron que regresara al campo de batalla, y acabó aceptando. Esta vez la cosa no fue tan bien. Tras perder una serie de campañas, fue capturada en 1430 por los borgoñeses, entregada a los ingleses y llevada a Rouen. Es aquí donde tuvo lugar el episodio más duro de su vida, ya que tras un largo proceso inquisitorial fue acusada de herejía y hechicería, siendo condenada a morir quemada en la hoguera.

El Donjon o Torre Juana de Arco, que formaba parte del castillo construido en 1204 por Philippe Auguste, fue el espacio donde estuvo encerrada mientras se desarrollo su procesamiento. Hoy en día esta torre sigue en pie y se puede visitar su interior.

La Archidiócesis, un importante ejemplo de arquitectura medieval, y escenario de parte del proceso, ha sido transformada en el Historial Jeanne d'Arc. Inaugurado en marzo de 2015, es el mayor espacio dedicado a la memoria de Juana de Arco. Cuenta con unos 1000 m2 en los que se han utilizado las últimas tecnologías para narrar y mostrar la historia de nuestra protagonista y trasladarnos  hasta aquella época.

Ejecutada el 30 de mayo de 1431, en la Place du Vieux Marché, es en la actualidad un espacio de imprescindible visita. En ella se edificó en 1979 la Iglesia de Juana de Arco, un proyecto de Louis Arretche con una doble función: iglesia para honrar a Santa Juana de Arco y memorial civil para conmemorar a la heroína. El exterior señala el lugar donde ardiá la santa construida sobre el mismo lugar de su martirio.

Cómo llegar

Ambos destinos están a poco más de una hora en tren desde París. El de Orleans se toma en la Gare Austerlitz y el de Rouen en la Gare Saint-Lazare.

Anímate a sumergirte en la historia de Juana de Arco, consulta nuestros vuelos a París aquí.

Texto de ISABELYLUIS Comunicación

Fotos de fidber, Roger Salz y Edhral

 

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