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Gastronomía a flote en Venecia

Venecia es melancólica, abrumadora, luminosa y envolvente. Y también reconfortante. Si te dejas llevar por ese sinuoso canal que domina la ciudad, tu visita fluirá. Date cuenta de que no hay coches y de que, pese a la afluencia de turistas que recibe a diario, es un destino silencioso. Sobre un puente, en una encrucijada de calles, en mitad del Campo o en un angosto pasaje, allá donde te asalte el hambre te sentirás a salvo. No ya sólo porque con góndola llegas rápido a cualquier lado sino porque la capital de Véneto está llena de rincones para gozar de la gastronomía. Sobre el asfalto, pero también en lo alto, con esas vistas que tanto marcaron y enmarcaron intelectuales y escritores de todas las épocas. A continuación os detallamos esos locales con un destello particular y una oferta singular.

El pescado
Por su eminente carácter marinero es muy recomendable comprar y saborear pescado fresco en la ciudad. Una dirección imprescindible para tomarlo casi de la lonja al plato por su proximidad al Mercado de Rialto es el restaurante Antiche Carampane. Un establecimiento sencillo y familiar al que acuden venecianos que saben dónde encontrar entre lo bueno lo mejor y celebrities bien guiadas. Aquí encontrarás respeto por el producto y por la tradición culinaria veneciana más típica dentro y fuera de la carta.

Street food
En Venecia es inevitable callejear para conocer sus entrañas. Si tienes poco tiempo para comer de forma pausada, opta por las opciones de street food. Un tramezzino (sándwich de corte triangular generalmente de pan de molde) en alguna cafetería o una pizza al taglio (pizza al corte) del Antico Forno pueden ser dos buenos bocados. Pero si prefieres algo más auténtico sin necesidad de tomar asiento, decántate por Acqua & Mais, un coqueto local que saca partido del recetario veneciano en propuestas para llevar en un práctico packaging. Se te irán los ojos ante las frituras de pescado, las croquetas, la polenta y el clásico bacalao mantecado. 

Los dulces
En este apartado hay dos direcciones imperdibles por históricas. Dos pastelerías distanciadas la una de la otra que han sabido convivir con éxito siendo ambas de referencia en la ciudad. Cada una, eso sí, ha evolucionado de forma diferente con el paso de los años. En Rosa Salva aún sirven pastelitos individuales clásicos, bollería y helados en un ambiente de bar. En Colussi es célebre la focaccia veneziana, una especie de panettone (pan dulce) por su forma con sabor a ensaimada realmente buena. Resulta ideal acompañarla con un chocolate caliente en el mismo local, donde se amasa y hornea a diario en el obrador contiguo.

Vinos y copas
Estro - Vino e Cucina es un gastrobar y enoteca modernos con mucha personalidad donde podrás comer platos típicamente italianos y pescado crudo como seña de identidad del chef italo-japonés Mashiro Homma, maridados con el vino que tú elijas entre una amplia muestra a la vista de las mesas. El vino tiene “doble etiqueta” y también podrás comprarlo.

En la histórica Osteria ai Pugni apuestan por el aperitivo, las tablas de embutidos de la región, las croquetas de sabores variados y los típicos tramezzini de insólitos rellenos. Destaca su bodega por copas, y el poder disfrutar de la bebida en un ambiente distendido junto al puente dei Pugni, en pleno Dorsoduro.

Paradiso Perduto
Puedes optar por la barra o por una de las múltiples mesas de este enorme y bullicioso local que las noches de los lunes ofrece música en directo para amenizar las copas de la sobremesa. Su propuesta: recetas caseras en generosas raciones. Recomendables el pescado fresco con sus correspondientes contorni (acompañamientos como verduras, setas o patatas al horno), la lasaña, los fagioli (judías) y el tiramisú, el postre originario de Venecia. Una vez, Keith Richards tocó el piano aquí…

La pista vegetariana
Uno de los mejores piropos que puede hacerse a La Zucca es que es obligatorio reservar para encontrar mesa. Los artífices del local consiguieron mantener los orígenes del negocio e hicieron de la calabaza su principal reclamo. Con esta hortaliza surten gran parte de los platos de una carta de corte casero y precios populares.

El alojamiento
Si puedes permitírtelo, el Hotel Danieli es de esos lugares que dejan huella. A la altura de la belleza de Venecia, este lujoso hotel es historia viva de la ciudad. A dos minutos a pie de la plaza San Marco, sus bien diferenciados edificios –las habitaciones de uno y otro apenas se parecen— recrean el esplendor del pasado perdido con una atmósfera evocadora que casa bien con los servicios propios del siglo XXI. Célebre es su regio baile de Carnaval junto al lounge y nueva su Wine Suite, donde puedes vivir una experiencia enogastronómica única. También puedes hacerlo en el restaurante con terraza Danieli, un espacio que seduce por sus vistas sobre el Gran Canal y el mar Adriático y por la propuesta creativa de Dario Parascandolo, el chef ejecutivo. Clásicos de siempre y platos propios elaborados con productos de la zona.

El recuerdo
Si aprecias los detalles y el trabajo bien hecho, pásate por Fontegoart y regálate un punto de libro, una libreta, una litografía, una postal o uno de los recetarios pintado a mano por el artista Nicola Tenderini. No puedes irte de Venecia sin un recuerdo que te devuelva a la ciudad por lejos que estés.

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Texto y fotos de Carme Gasull y Belén Parra de Gastronomistas

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Gastronomía y restaurantes de Budapest

Muy influenciada por la cultura de sus países vecinos, la gastronomía húngara se caracteriza principalmente por la intensidad de sus platos y sus sabores picantes. A partir de la carne (pollo, cerdo, vaca, oca), las verduras (patata, apio, judías, guisantes, col) y el paprika (pimentón hungaro) como elementos principales, podemos encontrar una gran variedad de platos típicos que vamos a conocer, así como algunos de los restaurantes más recomendables para probarlos.

PLATOS TÍPICOS

Gulash: Caldo con especias que contiene tacos de carne de reses, patatas y, a veces, dumplings. Sin duda el plato más famoso de la gastronomía húngara

Dobostorta: Tarta de origen húngaro, inventada por el pastelero Jozsef C. Dobos en 1884. Está compuesta por cinco capas esponjosas intercaladas con crema de chocolate y está cubierta de caramelo.

Újházi tyúkhúsleves: Una de las sopas más populares de la cocina de Budapest preparada a base de pasta, zanahorias, pollo y guisantes o champiñones.

Mákos rétes: Pastel típico y popular entre los estrudel (hay de requesón, de guindas, de cereza o de manazana). El pastel estrella en las pastelerías de Budapest.

Pörkölt: Cocido de carne con cebolla, chile y tomate que a veces se le considera una variante del gulash.

Dumplings: bolas de harina, patatas y pan rellenas de carne o pescado completado por el “cispetke”, pasta elaborada con harina y huevo que acompaña al caldo y la carne.

Paprikas csirke: Plato de tenedor que consiste en pollo frito en salsa de cebolla y pimiento paprika con un poco de tomate que se baña en una salsa de nata justo antes de servir.

Borjúkotlett magyaróvári módra: Chuleta de ternera adobada en salsa de tomate y hierbas que se coloca en el horno sobre una capa de setas y queso.

Halaszle: Sopa de pescado muy especiada con el paprika húngaro, un famoso pimentón picante

RESTAURANTES

Menza: Restaurante de moda de Budapest. Local con decoración de los años 70, público joven, comida mezcla de clásica y de vanguardia con precios económicos.

RemizRemiz: Conocido lugar que sirve generosas porciones de comida húngara. Frecuentado por lugareños y turistas, dispone de un magnífico comedor y una terraza exterior, ideales para disfrutar de una larga comida familiar un domingo o para celebrar un almuerzo de negocios.

Kőleves: Situado en el centro del barrio judío de Budapest, aquí podremos encontrar buenos precios cualquier hora del día. De lunes a viernes ofrecen dos menús, uno con carne y otro vegetariano. También vale la pena probar algún postre

Vadarspark Étterem: restaurante moderno, con terraza y un grupo de música folklórica que ameniza la velada. También se puede disfrutar de un show de danzas típicas húngaras mientras comes algunos de los platos más típicos de la ciudad.

Gundel: Legendario restaurante en Budapest que lleva desde mediados del siglo XIX sirviendo una estupenda comida a base de recetas típicas húngaras (con un toque moderno). Esencial que los hombres vistan con chaqueta.

Imagen de Sarah Stierch

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Imprescindibles de la gastronomía alicantina

Alicante es sinónimo de cocina mediterránea y no es en balde que uno de los mejores cocineros del planeta como Ferran Adrià diga que Alicante es sin duda la provincia de España donde mejor se come.

Nos encanta la cocina mediterránea y es por eso que os queremos ofrecer una selección de los 5 productos que hay que probar en Alicante, además de deciros dónde probarlos. Como siempre, no están todos los que son ni son todos los que están pero valga esta aproximación a la gastronomía alicantina para abrir boca. Como diría un buen alcoyano “anem a fer una picaeta” (tradición del pueblo alicantino de Alcoi que se basa en una ronda de taps, tostas y pequeños bocadillos)

Arroces: El arroz en Valencia crece y en Alicante se cuece, o así reza un dicho popular. Si queremos conocer la cocina levantina en su plenitud, tendremos que comer una paella en Restaurante Casa Riquelme. En las paellas caben todo tipo de ingredientes desde pescados y mariscos, a productos frescos de una de las mejores huertas del país acompañados por pollo, conejo o incluso caracoles. Comer en Casa Riquelme en la calle Vázquez de Mella 17 cualquier mediodía de miércoles a domingo es sinónimo de buena mesa. Os dejamos más info en este link 

Vinos: Con denominación de origen propia desde mediados del silo XX. En Alicante podemos degustar un vino que mezcla dos uvas propias de la región: la monastrell y la moscatel. Es propio de esta tierra el vino de mistela. En la Bodega de Meyos en la Avenida Condomina 40 de Alicante podemos degustar el vino a copas y acompañarlo de buena comida por un precio más que interesante. También podemos comprar botellas, de hecho estaba pensada como tienda de vinos.

Horchata: Cuando el calor aprieta es habitual ver a los alicantinos saborear una horchata en cualquier terraza. La preciada bebida a base de chufa es una de los productos más exportados de la tierra. No te olvides de pasar por la Horchatería Azul en Calderón de la Barca 36 a tomarte una bien fresquita y acompañarla con fartons o su deliciosa coca de almendras. Cierra en invierno pero es para muchos la mejor horchatería de Alicante Un sitio típico de toda la vida.

Turrones: Otro de los productos por los que conocemos Alicante. El producto estrella de las navidades españolas está presente en cualquier mesa que se precie con las variedades propias de la tierra: el turrón de Jijona o el turrón de Alicante. Si estás por Alicante, pruébalos en Espí en el número 4 de la Avenida Alfonso X el Sabio y si quieres quedar como un señor, compra algunos para regalar las próximas navidades.

Cocas: Las cocas de tonyina (empanada fina de ventresca de atún) son una comida propia de las Hogueras de San Juan. Sea verano o no, podremos comerlas en Alicante en La Ibense en la calle de Portugal 38. En este establecimiento además de la conca de tonyina, se pueden comer unas porciones de pizza excelente e incluso la tradicional coca de mollita con chocolate.

Podríamos seguir con otro producto típico de la tierra como la universalmente famosa oliva rellena típica de Alcoi o el chocolate Valor, pero eso lo dejaremos para posteriores visitas gastronómicas Como dirían en Alicante, “que aprofite”!!!!

Imagen de Les Haines

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Bolonia comiendo en la cuna de la gastronomía italiana

Amagada entre Venecia y Florencia, no es el destino más popular de Italia pero sí es una de las ciudades que mejor representa la esencia de este país. A Bolonia se la conoce como «la docta», por ser la sede de una de las universidades más antiguas del país. También los hay que la llaman «la roja» por el característico tono colorado de sus tejados. Pero el apodo más entrañable de la capital de la Emilia-Romaña es «la gorda». En Bolonia la gastronomía es una religión (en la Cámara de Comercio de la ciudad guardan celosamente la receta tradicional de los tortellini) y sentarse a la mesa una ceremonia que es pecado no cumplir. Cuna de la gastronomía italiana, recorremos las calles del Cuadrilátero, su casco antiguo (el segundo más grande del país y el mejor conservado), en busca de las mejores restaurantes, trattorias y osterias de la ciudad.

Mercato di Mezzo
En el corazón del Cuadrilátero, el centro histórico de Bolonia, se amaga el Mercato di Mezzo, uno de los puntos neurálgicos en toda ruta gastronómica por la capital de la Emilia-Romaña. Su historia se remonta a la Edad Media, época en la que era el enclave en el que se agrupaban paradas y tiendas divididas por gremios. Así fue hasta inicios del siglo XX, cuando entró en desuso y cayó en decadencia. Recuperado y restaurado en los últimos años, el Mercato di Mezzo, con sus puestos de pasta fresca, paradas de vinos de la región, carnes, pescado, hortalizas, o quesos, se ha convertido en el lugar que debe visitar todo paladar exigente de paso por Bolonia.

Osteria del Sole
No hay ninguna señal ni cartel que indique que ahí se oculta uno de los más emblemáticos locales de la ciudad, por lo que no es fácil encontrarlo. En el número 1 de la via Ranocchi, entre la via degli Orefici y la via Pescherie Vecchie, no muy lejos de la Piazza Maggiore, daréis con algo parecido a un pequeño agujero rectangular esculpido en la pared. No dudéis en entrar, se trata de la Osteria del Sole. Abierta en 1465, es la cantina más antigua de Bolonia (y según muchas voces autorizadas, también de Italia). Rezumando autenticidad por los cuatro costados, si tenéis hambre no esperéis saciar vuestros vientres aquí. A la Osteria del Sole se va a beber, porque solo se sirve vino (¡pero qué vinos!), cerveza y digestivos como la grappa o el licor local por excelencia: el Amaro Montenegro. Eso sí, ya sea en fiambrera o de cualquiera trattoria cercana, se permite a la clientela que vaya con la comida. ¡Toda una experiencia!

Trattoria Tamburini
La Trattoria Tamburini es uno de esos lugares en los que te comerías hasta los manteles. Abierta en 1932 ocupando la que había sido una de las más importantes carnicerías de la ciudad, Tamburini es la opción ideal para la hora del aperitivo. Si queréis que vuestras papilas gustativas tengan un orgasmo, sentaros en su terraza y degustad unas exquisitas tablas de embutidos y quesos (no hay duda: tienen la mejor mortadela y queso parmesano de Bolonia) regadas con un buen lambrusco. Si el estómago pide algo más consistente y potente, siempre podéis pasar al interior del local y zamparos unos tortellini. Los del Tamburini son una apuesta asegurada.

Paolo Atti & Figli
Tortellini, zuppas, torta di riso, pane bolognese... en Paolo Atti & Figli son artistas de la pasta desde 1880. En el número 7 de la via Caprarie encontraréis su centenario obrador (tienen otra tienda en el número 6 de la via Drapperie). Si os acercáis, disfrutaréis de cómo Elda, una de las más respetadas sfoglina (artesana de la pasta) de Bolonia, amasa con decidida delicadeza una pasta elaborada con huevos de gallinas alimentadas exclusivamente con maíz y harina de sémola traída especialmente desde Altamura, en Puglia. En Paolo Atti & Figli no le añaden sal, dicen que mata el gusto.

Trattoria Gianni
Uno de esos secretos que no quieres compartir con nadie para que la próxima vez que visites la ciudad siga siendo uno de esos restaurantes habitados por locales y unos pocos turistas avezados. Modesto y acogedor (definitivamente, estos son los mejores), la Trattoria Gianni, que está a dos pasos de la céntrica Piazza Maggiore, es el lugar en el que llegar al empacho de tagliatelle al ragú a la boloñesa, tortellini in brodo (muy parecido a la sopa degalets catalana: pasta rellena de carne de cerdo picada y queso servida en caldo), cotoletta (chuleta de ternera empanada) con patatas al horno... Es pequeño, por lo que se recomienda que reservéis mesa antes. Si no, os tocará esperar, tiempo, eso sí, que los camareros os harán más llevadero a golpe de vasos de prosecco cortesía de la casa.

Al Voltone
Presume de ser el primer restaurante de Bolonia que elabora sus creaciones con productos procedentes única y exclusivamente de la provincia Emilia-Romaña. Conocido popularmente como La Torinese 1988, en Al Voltone apuestan por una cocina sencilla y de irrenunciable esencia tradicional. O lo que es lo mismo, doblemente buena. Más allá de los irrenunciables y omnipresentes tagliatelle y tortellini, en la carta del Al Voltone relucen tentaciones gastronómicas como su lasaña verde a la boloñesa. Y de postre, imperdonable no hincar la cuchara en su piccolo pecato con crema de helado y chocolate.   

La gran embajadora de Bolonia
Se la tiene por un placer menor, pero la auténtica es exquisita y sublime. La mortadella (hay diversas teorías sobre el origen de su nombre) es la gran embajadora de la gastronomía tradicional de Bolonia alrededor del mundo. Su historia se remonta al Renacimiento, creyéndose que fue Cristoforo da Messisburgo, el trinchante del cardenal Hipólito de’Este, quien ideó la receta tradicional. La mortadela de Bolonia se elabora exclusivamente con carne de cerdo cuidadosamente seleccionada que se tritura hasta obtener un fina pasta. Es entonces cuando se le añaden los taquitos de grasa (nunca menos del 15% ni más del 28% de la superficie total del embutido) que le dan su sabor característico, momento en el que se ensaca en tripa natural (o artificial). Con unas rodajas de pan recién elaborado y un poco de queso el paladar se echará a dar palmas. 

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Texto de Oriol Rodríguez

 

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