Estas son las nuevas rutas de Vueling a París-Orly
Nuevas rutas que conectan París con España, Italia, Reino Unido, Dinamarca, Alemania, Noruega, Suecia, Irlanda, Marruecos y Malta desde noviembre de 2021.
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Hasta hace bien poco no conocía esta tradición holandesa de Sinterklaas, con una leyenda muy divertida y entrañable, y algo de polémica. Pero hace ya unos años que, cada 5 de diciembre, una buena amiga holandesa nos reúne en su casa para celebrarlo; nos explica su origen, cantamos como buenamente podemos las canciones típicas holandesas y comemos los dulces característicos de esas fechas.
Sin duda, es el día que los niños holandeses esperan con mayor ilusión porque, al llegar la noche, Zwarte Piet bajará por la chimenea para entregarles los regalos si se han portado bien. Para ello, deben dejar un zapato, una zanahoria para su caballo blanco llamado Amerigo y un dibujo que demuestre lo buenos que han sido.
Ahora empieza el jaleo. En primer lugar, representa que Sinterklaas llega de Madrid en barco. -¿Cómo? ¡Eso no tiene ningún sentido! ¿De Madrid a Amsterdam en barco? ¿De dónde habéis sacado esto?-.
Se dice que Sinterklaas (San Nicolás) es en realidad originario de Turquía y, una vez muerto, sus restos se trasladaron a Bari, en el reino de las Dos Sicilias, del que Carlos V sería rey. Al heredar su sucesor Felipe II este reino, que comprendía los Países Bajos, España y el reino de las Dos Sicilias, se ubica en España y, concretamente en Madrid para simplificar, el inicio de este viaje.
-Pero, ¿no suena racista lo de Pedro el Negro?- Por lo visto, se han alzado muchas voces por el posible carácter racista de Pedro el Negro, bajo el lema Zwarte Piet is racisme. Una de las medidas pide que cada año tenga un color diferente; que si ahora azul, el año que viene rojo y el siguiente amarillo, por ejemplo. Otros, defienden la tradición y no quieren que el color de Pedro cambie. Según ellos, Pedro ha cogido ese tono tras años y años descendiendo por las chimeneas llenas de hollín. Las dos opciones encienden cada año un intenso debate en Holanda.
Por último, mi amiga explica que, de niños les contaban que si se portaban muy mal muy mal, la tradición decía que "Sinterklaas se lo llevaría a Madrid". -¡Pero bueno! ¡Esto es el colmo! ¿Qué tipo de amenaza es esa?-.
Sinterklaas en Holanda
Esta claro que la llegada de Sint es un gran evento en Holanda, con grandes desfiles previos. Y la noche del 5 de diciembre, las familias se reúnen en sus casas para cantar, leer poemas y hacerse pequeños regalos.
Cada año, se escoge una ciudad holandesa para retransmitir por televisión su desfile de Sinterklaas, un evento que es seguido por muchísima gente. Este año, ese privilegio lo tendrá Gouda, ciudad situada al norte de Rotterdam, de la que todos hemos oído hablar por ser el origen del famoso queso.
Pero es Ámsterdam la ciudad con el mayor desfile por Sinterklaas. Llegará en barco por el río Amstel hasta el Museo Marítimo, donde será recibido por el alcalde la ciudad el domingo 16 de noviembre. Con él, lleva montañas de galletas para repartir entre los niños y viene acompañado de muchos Pedros, cada uno con un nombre diferente y divertido, como Pedro el del libro -que lleva el gran libro de Sinterklaas con todas las anotaciones que ha tomado de los niños-, Pedro el despistado, Pedro el acróbata o Pedro de los regalos.
Los dulces de Sinterklaas
Estas ricas galletas que trae Sint se llaman pepernoten (que significa nuez especiada). Son pequeñas y de sabor muy intenso a caramelo y jengibre. También las speculaas, con formas navideñas o referentes a Sinterklaas. Para su elaboración se le añaden numerosas especias entre canela, nuez moscada, clavo, jengire, cardamomo y pimineta blanca.
Otros de los dulces típicos de Sinterklaas es el chocolade letter, unas grandes letras de chocolate de las que normalmente se regala la inicial de tu nombre, o los schuimpjes, de divertidos colores y formas.
Imágenes de Sinterklaas por MarkDB y Michell Zappa
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Brindisi y el Valle de Itria
Bríndisi, conocida como la "Puerta a Oriente" por ser antiguamente puerto estratégico de paso para las tropas romanas y por su cercanía a Grecia y enlaces con Turquía y Albania, es también punto de partida para descubrir la belleza de los paisajes y los pequeños pueblecitos de su provincia, que se diseminan por la costa y por el interior, en el valle de Itria, en un recorrido que nos descubre las huellas de su pasado con rincones llenos de arte e historia.
El Valle de Itria se extiende por las provincias de Bari, Bríndisi y Taranto y es conocido como la tierra de los Trulli (Valle dei Trulli). Se trata de unas antiguas construcciones de forma circular y con una cubierta cónica de piedra muy características de la zona, que encontrarás diseminadas por todo el valle pero especialmente bien conservadas en poblaciones como Alberobello o Locorotondo.
Existe una extensa red de rutas verdes perfectamente habilitadas para recorrer en bicicleta y descubrir toda la belleza de su vasto territorio, serpenteando entre poblaciones como Ceglie Messapica, Mesagne, Ostuni, San Vito dei Normanni o Francavilla Fontana.
Bríndisi
Bríndisi cuenta con un gran paseo marítimo pero, si te adentras por sus callejuelas, descubrirás su bello centro histórico que guarda muchas sorpresas, salpicado de iglesias, monumentos romanos y palacetes.
En Brindisi finaliza la Via Appia, la que fue la calzada más importante de la antigua Roma, la 'Regina Viarium, que comunicaba Roma con Capua con sus 530 kilómetros de longitud. Se extiende desde la Porta Sebastiano de Roma hasta Brindisi, e indicacaba su punto final en esta ciudad por dos columnas (actualmente sólo conserva una de ellas). Fue ordenada construir en 312 a.C. por el censor Appius Claudius Caecus.
La ciudad blanca de Ostuni
Llamada la Ciudad blanca por sus pintorescas casas encaladas de estricto blanco, Ostuni se alza con toda su belleza sobre tres colinas, dando el aspecto de una antigua ciudad griega.
El centro de la ciudad se enmarca entre los ocho muros aragoneses que se conservan de los quince originales y los baluartes que rodeaban la ciudad medieval. Su interior es un fascinante laberinto de estrechas calles que desembocan en pequeñas plazas y enmarañados callejones y escaleras que llevan hasta la cima, donde se encuentra la majestuosa Catedral, y desde la que se admiran las llanuras de olivos que van hasta el mar.
Cisternino
Sobre una de las terrazas de Mugia tienes una de las joyas de Italia; Cistermino es una de las poblaciones más bonitas de toda Italia. Y es que, la capital brindisina del Valle de Itria, ha recibido una bandera naranja por la buena conservación de su centro histórico que es una delicia recorrer a pie entre los palacios de Amatialacio y Capece, la torre Normandao numerosas iglesias antiguas.
Soportales, casa blancas con balcones floreados, estrechos callejones, patios y escaleras hacen del paseo por este antiguo burgo una delicia.
Reserva natural de Torre Guaceto
La reserva natural marina y área protegida de Torre Guaceto se encuentra a poco menos de 30 kilómetros de Bríndisi. Afortunadamente, esta zona se ha mantenido prácticamente virgen, al margen de las salvajes construcciones que han inundado otros lugares de la costa.
Este pequeño oasis de tranquilidad permite la práctica del ciclismo por los caminos de matorrales y olivos, el buceo para admirar la belleza de sus arrecifes de coral y la vegetación de sus fondos marinos o, simplemente, disfrutar de sus playas de arena y cristalinas aguas.
Grutas de Castellana
Un paseo de unas dos horas a las profundidades de este mundo subterráneo, que transcurre entre estalactitas y estalagmitas, y que te llevará hasta la Gruta Blanca, una bella cueva con formaciones calcáreas que se reflejan en el lago subterráneo creando un espéctaculo visual indescriptible.
Cisternino por Kiuz | Gruta de Castellana por tango7174 | Ostuni por Dronkitmaster | Torre Guaceto por Yoruno | Trullos por yellow.cat
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Paseando por el Madrid de los Austrias
Entre los múltiples encantos que encierra la capital española, el conocido como Madrid de los Austrias es una de las zonas más apasionantes de la ciudad. El entramado irregular de esta parte del casco histórico de Madrid se remonta a los siglos XVI y XVII y fue escenario de justas, intrigas y es el principal testimonio del paso de la dinastía Habsburgo por la villa. De hecho, fueron ellos quienes eligieron Madrid como capital del imperio y la embellecieron para que estuviese a la altura de tal rango.
Plaza Mayor y alrededores
La Plaza Mayor es el principal enclave de los construidos por los Austrias en Madrid, por lo que es el lugar perfecto para iniciar esta ruta. Llena de vida y de gente, es una de las plazas más bonitas de Europa. El proyecto lo inició Juan de Herrera bajo el reinado de Felipe II y adquirió más o menos su aspecto actual con el reinado de Felipe III. Y decimos más o menos porque sufrió un grave incendio en 1790 y tuvo que ser reconstruida por Juan de Villanueva. En uno de sus lados se levanta la Casa de la Panadería, iniciada en 1590 primer edificio del complejo. En el centro, preside la plaza la estatua ecuestre de Felipe III de Juan de Bolonia y Pietro Tacca.
Si salimos de la plaza por la calle Gerona, daremos de frente con el opulento Palacio de Santa Cruz, que se encuentra en la plaza de las Provincias y, originalmente, fue la cárcel de la corte. Levantado en estilo herreriano, su construcción comenzó en 1629, aunque nuevamente un incendio, esta vez en 1791, hizo que Villanueva lo tuviese que reconstruir. No obstante, se mantuvieron los elementos originales, como la portada principal, las dos torres que flanquean la fachada y el gran escudo central. Desde el año 1938 es la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores.
En la misma plaza encontramos una réplica de la Fuente de Orfeo, del siglo XVII, la original se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional. Si enfilamos la calle de la Fresa y caminamos hasta la calle Postas, veremos la Posada del Peine, uno de los alojamientos hoteleros más antiguos de España, fundado en 1610.
Calle Arenal y plaza de Oriente
Desde aquí salimos a la calle del Arenal, donde se encuentra la popular iglesia de San Ginés, del siglo XVII, que alberga un gran número de obras de arte. Muy cerca se encuentra la mítica chocolatería San Ginés, de 1894, y que es uno de los lugares favoritos de los madrileños para tomar un chocolate con churros.
Entre la calle Arenal y la Gran Vía ascienden unas red de calles que aún conservan conventos antiguos como son el Monasterio de las Descalzas Reales o el Convento de la Encarnación.
Si seguimos por la calle Arenal llegamos a la plaza de Isabel II, antes llamada de los Caños del Peral, con la espectacular fachada del Teatro Real. La plaza fue muy importante por en la época de los Austrias ya que, en el centro, había una de las principales fuentes de la ciudad. Hoy podemos ver los restos de esa construcción si bajamos a la estación de metro de Ópera.
Bordeando el Teatro Real llegamos a la plaza de Oriente, con el Palacio Real, que se levanta en el lugar en el que estuvo el alcázar de los Habsburgo. En el lado sur de la plaza de Oriente, la Plaza de Ramales nos recuerda que ahí estuvo la iglesia de San Juan Bautista, lugar de enterramiento de Diego Velázquez. Como curiosidad, los huesos se buscaron pero nunca han aparecido, aunque se cree que se encuentran en algún lugar de la plaza.
Por la calle San Nicolás entramos en una de las partes más antiguas del barrio, con la iglesia de San Nicolás de Bari, que es la más antigua de la ciudad y, volviendo a la calle Mayor, se alza el Palacio de los Duques de Uceda, una majestuosa residencia del siglo XVII. Al lado, la Iglesia del Sacramento fue financiada por el Duque de Uceda en 1616.
Volviendo a la Plaza Mayor, es casi visita obligada cruzar el arco de Cuchilleros, típico por los mesones de sus alrededores y donde se encuentra el famoso restaurante Casa Botín que, fundado en 1725, ostenta el título de restaurante más antiguo del mundo. El arco de Cuchilleros fue construido por Juan Gómez de Mora en 1619 para salvar el desnivel entre la plaza y la Cava de San Miguel. Además, el edificio, con tres pisos más que los del resto del conjunto, fue durante siglos el más alto de Madrid. Desde este lugar, enfilando la Cava de San Miguel, llegamos al Mercado de San Miguel, uno de los lugares preferidos por los madrileños con ganas de tapear productos de primera calidad. Cerca del mercado encontramos la plaza de la Villa, una de las más representativas del Madrid de los Austrias por sus tres singulares edificios: la Casa de la Villa, antigua sede del Ayuntamiento, la Casa y Torre de los Lujanes y la Casa de Cisneros.
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Texto de Aleix Palau para Los Viajes de ISABELYLUIS
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