Santander estrena centro de arte
Santander está de estreno. Es uno de esos estrenos que se ha hecho derogar en el tiempo, pues el proyecto que encargase en 2012 el fallecido Emilio Botín ha ido muy lentamente tomando forma y transformando la vista de la bahía de Santander, hasta su inauguración el pasado 23 de junio. Dicen que lo bueno se hace esperar, así que puede que esa sea la clave del secreto del Centro Botín que desembarca en la capital cántabra para llenar de cultura y aires nuevos a esta bella ciudad del norte de España.
Un edificio de autor
Lo primero que inevitablemente llama la atención de este nuevo espacio cultural es el edificio encargado de contenerlo, pues se ha optado por un proyecto arquitectónico de esos que no pasa desapercibido para nadie, con opiniones a favor y en contra, como en todo aquello en lo que se atisba cierto riesgo. Obra de Renzo Piano, ganador de un Premio Pritzker, y un auténtico enamorado de Santander, elaborada junto al estudio del español Luis Vidal, ha logrado darle un toque de modernidad a la ciudad en uno de sus espacios más emblemáticos, la bahía. El edificio se compone de dos grandes volúmenes unidos por una estructura de espacios y pasarelas a modo de distribuidor principal. El del oeste funciona como una gran sala de exposiciones de 2.500 m², en cuyos bajos hay una zona comercial y de restauración. El módulo situado al este, de un tamaño inferior, será el dedicado a las actividades educativas, y en el que sobresale su gran terraza con unas excelentes vistas a la bahía de Santander. Sostenidos por pilares que lo hacen aparentemente flotar en el aire, destacan sus grandes cristaleras, que ofrecen unas vista privilegiadas de la costa y la ciudad, y el recubrimiento exterior, realizado con piezas de porcelana blanca.
Pero no todo el protagonismo se lo debemos dar en exclusiva a este fabuloso edificio ubicado a modo de bisagra entre el centro de la ciudad y el puerto. Su construcción ha venido acompañada por la rehabilitación y ampliación de los Jardines de Pereda -han pasado a ocupar de 2 a 4 hectáreas- situados en los alrededores del Centro Botín. El paisajista Fernando Caruncho y la artista Cristina Iglesias se han encargado de convertir la llegada hasta este nuevo espacio cultural en toda una experiencia para los sentidos.
Un nuevo espacio expositivo en la ciudad
El Centro Botín ha empezado dando sus primeros pasos con dos exposiciones contrapuestas, una de corte más clásico, dedicada al primer gran maestro de la pintura moderna, Goya, y en la que sus dibujos toman todo el protagonismo; y otra, de corte más actual, dedicada a Carsten Höller, la primera monográfica realizada a este artista belga hasta el momento en España. En paralelo hay programadas actividades de todo tipo, desde talleres, pasando por proyecciones cinematográficas, conciertos, etcétera.
Por delante, un largo camino por recorrer. Sobre este nuevo proyecto pesa al interrogante de si se producirá un “efecto Guggenheim” que logre dar un aliciente más al viajero en su visita a Santander y dar un empujón extra al turismo y a la ciudad. De momento ha conseguido ser la comidilla del verano y el espacio que inevitablemente los locales y los veraneantes de la zona irán a visitar.
Anímate a hacer una escapada a Santander para conocer su nuevo centro de arte, reserva tu Vueling aquí.
Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS
+ info
La Cité Radieuse Le Corbusier en estado puro
Marsella es indudablemente una ciudad llena de sorpresas, o al menos esa es la sensación que uno tiene a medida que se aventura en ella. Este acceso al Mediterráneo que cuenta con dos puertos, el Vieux Port (Puerto Viejo), cerrado y fortificado, huella de un pasado lleno de naciones invasoras y piratas, y otro nuevo y grande, abierto al mar y símbolo de los nuevos tiempos, tiene mucho más que ofrecer de lo que uno se espera a primera vista. Calles con elegantes edificios con un toque desaliñado y decadente a la vez que inspirador, barrios de pescadores que desprenden aires nuevos en forma de galerías de arte y cafés, y espacios de vanguardia como el MuCEM (Museo de las Civilizaciones de Europa y el Mediterráneo) y la Villa Méditerranée, que nos indican claramente que esta ciudad quiere ser algo más que una urbe portuaria. Y en medio de todo esto se encuentra el protagonista de este artículo, y una de las obras por la que muchos arquitectos peregrinan hasta Marsella: la Cité Radieuse, de Le Corbusier.
Este gran edificio, recientemente declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO, junto con otras 16 obras arquitectónicas de Le Corbusier, es uno de los iconos imprescindibles de la arquitectura moderna y una de las obras más destacadas de su autor. Y es que el precursor del brutalismo e ideólogo de la arquitectura tal y como la conocemos en la actualidad plasmó en esta gigantesca a la par que bella mole de hormigón, la ciudad en altura con la que soñaba, y a la que bautizaría con el nombre de “Unité d’Habitation” (Unidad de Habitación). Éste fue el primero de otros conjuntos residenciales similares que serían construidos con posterioridad en Nantes -Rezé (1955), Berlín -Westend (1957), Briey (1963) y Firminy (1965).
La Cité Radieuse, conocida a localmente como La Maison du Fada (La casa del loco), es un gran bloque de viviendas que se encuentra ubicado al sur de Marsella, en el Bulevard Michelet. Su diseño es de 1945, y fue edificado entre los años 1947 y 1952. Consta de un total de trescientos treinta y siete apartamentos dúplex, repartidos en sus doce plantas. Pero su uso no se limita a lo residencial, sino que Le Corbusier incluyó áreas pensadas para abastecer de servicios a sus habitantes, con una zona comercial en las plantas séptima y octava, y con jardines, un pequeño estanque, un gimnasio, un teatro y una guardería en su espectacular azotea. Realizada en hormigón visto, destacan los espectaculares pilares sobre los que se sustenta, y la decoración policromada de sus balcones que aporta ritmo a la fachada.
En la actualidad la mayor parte de los apartamentos son de propiedad privada, pudiéndose acceder a las zonas comunes del edificio. En las plantas séptima y octava comprobarás como los locales comerciales han pasado, en su mayorhan pasado a albergary octava encontrar los que se sustenta, y la decoraci la ac respuesta a ía, a albergar estudios de diseñadores y de arquitectos. Entre las excepciones está el restaurante de lujo La Ventre de l’Architecte, con unas vistas maravillosas de Marsella y de la costa. El broche final a la visita lo pone otra de sus grandes zonas comunes, la azotea, toda una sorpresa para el visitante, en la que las formas arquitectónicas se transforman en espectaculares esculturas desde las que poder disfrutar de las vistas de la ciudad. Existe la posibilidad de poder ver el apartamento piloto dentro de una visita guiada por el edificio, para ello deberás reservar previamente en la oficina de turismo de Marsella. Y el que quiera llegar un poco más allá en su experiencia, puede pernoctar en el Hotel Le Corbusier, que se encuentra ubicado en el mismo edificio.
¡Anímate a conocer Marsella y una joya arquitectónica como es la Cité Radieuse, reserva tu Vueling aquí!
Texto e imágenes de Los Viajes de ISABELYLUIS
+ infoAi Weiwei aterriza en Viena
Ai Weiwei es sinónimo de controversia y polémica allá por donde pasa. Mientras que su faceta de activista le ha valido más de un titular en los medios de comunicación, sobre todo a raíz de sus problemas con el régimen de su país de origen, China, su faceta de artista también le ha llevado a ser el centro de atención en cada una de las exposiciones que inaugura por el trasfondo político y de denuncia que hay en sus obras. Si el año pasado era la Royal Academy de Londres la encargada de consagrarlo como el gran artista internacional que es, en esta ocasión le toca el turno a Viena que acoge hasta el 20 de noviembre algunos de sus últimos trabajos en la que ya es la mayor exposición que se ha hecho hasta el momento de Ai Weiwei en Austria.
Un templo en el museo
Bajo el título de translocation – transformation, en referencia a la metamorfosis resultante en personas y objetos sometidos a un cambio deliberado de lugar, migración o expulsión, se exhiben varias instalaciones de Ai Weiwei, repartidas en diversos espacios situados en los jardines del Belvedere. El núcleo central de la exposición, comisariada por Alfred Weidinger, se encuentra ubicado en el que fuera el antiguo pabellón de Austria en la Exposición Universal de 1958, y que en la actualidad se emplea como plataforma para la difusión del arte contemporáneo bajo el nombre de 21er Haus. En su interior podemos ver la pieza Wang Family Ancestral Hall, que bien seguro que no pasará desapercibida para el espectador. Esta pieza es un templo ancestral de la dinastía Ming, con una altura de 14 metros y que está compuesto por 1.300 piezas individuales. Este templo perteneció a la familia Wang, clan de mercaderes del té, que durante la Revolución Cultural China fue expulsada del país, quedando abandonado. Ai Weiwei lo compró hace un tiempo a un inversor, para transformarlo en lo que es ahora, una obra sacada fuera de contexto que convive y dialoga con otros entornos arquitectónicos.
En otro de los espacios elegidos para esta muestra, el estanque del Belvedere Superior, se puede ver la instalación F Lotus, con la que el artista chino quiere hacernos reflexionar sobre uno de los temas desgraciadamente en boga estos últimos años, como es la llegada de refugiados a Europa. Para la elaboración de esta pieza ha reunido 1005 chalecos salvavidas procedentes de las playas de Lesbos y empleados por los refugiados sirios en su periplo por el mar hasta su llegada a tierras europeas. Con ellos ha formado 201 anillos unidos de tal modo que recuerdan a una flor de loto, y en cuya estructura final acaban formando una granfen el agua.
Otra de las piezas que también se puede ver el estanque del Belvedere Superior es Circle of Animals/Zodiac Heads, que ya es un todo clásico en la obra de Ai Weiwei. Estas doce cabezas de bronce representan los símbolos del zodiaco del horóscopo chino y están inspiradas en la fuente-reloj del palacio de verano de Yuanming Yuan que fue arrasada en 1860 por los franceses y los británicos durante la Segunda Guerra del Opio, y cuyos tesoros (incluidas estas cabezas) fueron robados y aún no han sido retornados.
¿Con curiosidad por conocer de primera mano el trabajo de Ai Weiwei? Anímate a hacer una escapada a Viena, consulta tu Vueling aquí.
Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS
+ info