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Los lugares sagrados de Jerusalén

Poco parece que puedan tener en común un cristiano español, un judío de Nueva York y un musulmán de Pakistán, pero si analizamos su pasado cultural, la ciudad de Jerusalén es fundamental para el origen de las tres religiones. Y es que fue en este lugar donde Jesús fue sacrificado, Salomón construyó su templo y Mahoma llegó en su Viaje Nocturno. Lejos de la opulencia de las catedrales europeas, los edificios religiosos de Jerusalén son pura simplicidad. En la angosta Ciudad Vieja de Jerusalén conviven cristianos, judíos y musulmanes en lo que es un amalgama de religiones que, con frecuencia, es motivo de disputa y conflicto. La religión es lo que tiene y, sin eso, no sería Jerusalén.

La Vía Dolorosa

La Vía Dolora es un itinerario que recorre los últimos pasos de Jesucristo desde que fue juzgado hasta el lugar de la crucifixión. Las 14 estaciones del vía crucis han ido cambiando de lugar a lo largo de la historia y el itinerario se ha visto alterado. Pese a ello, miles de peregrinos hacen el recorrido en su visita a la ciudad. El recorrido empieza en dentro de la Puerta de los Leones,y se extiende por la calle David, cruzando el Zoco Central para terminar en el Gólgota, lugar en el que se alza la iglesia del Santo Sepulcro y supuesto emplazamiento de crucifixión y entierro de Cristo.

La iglesia del Santo Sepulcro

El Santo Sepulcro se encuentra en la última estación de La Vía Dolorosa. Se cuenta que aquí fue enterrado Jesús en una tumba que había pertenecido a José de Arimatea. La primera basílica fue construida por el emperador Constantino entre los años 326 y 335 d.C. Tras varias destrucciones, incendios y terremotos, el templo tiene hoy un aspecto irregular y cuenta con diversos espacios y capillas. En total, la iglesia pertenece a siete religiones distintas, todas ellas cristianas, que administran sus propias capillas y las zonas comunes. Los dos lugares más sagrados de la iglesia son el Gólgota, lugar de la crucifixión de Jesús, que encontramos nada más entrar en el lugar, y la tumba de Jesús.

El Muro de las Lamentaciones

Quizás uno de los puntos más emblemáticos de Jerusalén, el Muro de las Lamentaciones es el lugar más sagrado del judaísmo. Ante el muro rezan cada día miles de judíos y turistas y locales depositan notas con peticiones y deseos. El Muro forma parte de la antigua plataforma de contención del Templo y es el lugar más cercano alSancta Sanctorumdel antiguo edificio, de ahí su importancia para los judíos.

Haram esh-Sharif

En esta vasta explanada se encuentra el edificio más singular de Jerusalén, la mezquita de la Roca. Se trata del lugar en que, según la tradición, se levantó el Templo de Salomón y el Segundo Templo. Este paraje de la parte sureste de la Ciudad Vieja se convirtió en lugar sagrado islámico cuando se construyó la mezquita de la Roca en el 691 d.C. Desde entonces, se han construido varios edificios más y es hoy el tercer santuario islámico más importante del mundo. Junto con la mezquita de la Roca, el otro edificio más importante del recinto es la mezquita de Al-Aqsa que, levantada en el siglo VIII, es el principal lugar de culto islámico de Jerusalén. Desgraciadamente, desde la Segunda Intifada, en el año 2000, a estos edificios solo pueden entrar personas musulmanas, pero en horarios concretos la explanada se abre a todo el mundo y las mezquitas pueden admirarse desde el exterior. 

Monte de los Olivos

El Monte de los Olivos se alza al este de la Ciudad Vieja. Se trata de uno de los cementerios más antiguos del mundo, pues lleva utilizándose de forma ininterrumpida desde el tercer milenio antes de Cristo. Aquí se levantan distintos templos, como la mezquita de la Ascensión, que se encuentra en el lugar en que Jesús subió al cielo, la Tumba de la Virgen o la Basílica de la Agonía, donde se halla la roca del huerto de Getsemaní sobre la que Jesús oró antes de ser arrestado.

Monte Sión

El Monte Sión es contiguo al Monte de los Olivos. Este lugar está muy unido a la Última Cena y también al rey David, de quien se cree que se halla aquí su tumba. Por ello es venerado por cristianos, judíos y musulmanes. Los cristianos comenzaron a reunirse en esta zona tras la muerte de Jesús para orar en la sala de la Última Cena y más tarde en la piedra en la que murió la Virgen María. En ese lugar se levanta la abadía neorrománica de la Dormición, mandada construir por el káiser Guillermo II de Alemania a principios del siglo XX.

No dudes en visitar los lugares santos de Jerusalén así como el resto de la ciudad, consulta tu Vueling aquí.

Texto de Aleix Palau para Los Viajes de ISABELYLUIS

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5 cosas que no te puedes perder en Bergen

Bergen es una ciudad con 900 años de historia. En todo este tiempo se ha caracterizado por la hospitalidad de sus habitantes con cualquier viajero que les visite. Actualmente es conocida por ser el verdadero eje cultural de Noruega. De hecho la ciudad es patrimonio mundial de la UNESCO.

Desde que el intrépido rey Olav Kyrre entró en el puerto y fundó la ciudad en 1070, Bergen ha atraído a gentes de todas partes del mundo. Algunos vinieron y se fueron, otros decidieron hacer de Bergen su casa. Los bergenses tradicionalmente han viajado mucho al extranjero, de hecho debido a su espíritu comercial siempre han estado muy bien comunicados con el exterior. El hecho de haber sido un enclave comercial ha facilitado mucho la llegada de diferentes culturas a lo largo de los siglos. Por eso durante mucho tiempo fue la ciudad de Noruega más importante, convirtiéndose en la primera capital que tuvo el país, siendo también, el hogar de la realeza. La ciudad vieja, llamada Bryggen está tan solo a 12 km del aeropuerto, un paseo, vaya.

Crucero entre fiordos y montañas

Experiencia total entre fiordos, montañas y cascadas a bordo de un crucero que dura algo más de tres horas, y que pasa por Osterfjord y los pintorescos Mostraumen,un lugar donde los barcos apenas pueden navegar de lo estrecho que es el paso. El crucero comienza en Zachariasbryggen, justo al lado del mercado de pescado. En el primer tramo del camino se puede disfrutar de una buena vista desde el mar de Bergen. El crucero pasa junto a Nordhordalandsbrua y Osterfjord. Cuando nos acercamos a Mostraumen el fiordo se vuelve más estrecho y es del todo impresionante ver como estamos rodeados por montañas escarpadas. Durante el transcurso también se pasa junto a varias cascadas, de las que incluso podemos recoger agua para beber. Tened la cámara del móvil a punto porque no será difícil ver focas, cabras y águilas durante la travesía. Más información aquí.

Un paseo por el muelle

El viejo muelle tuvo su momento de esplendor, en el siglo XIII cuando la confederación de ciudades mercantiles del norte de Alemania, que intentaba favorecer el intercambio comercial entre las principales ciudades germanas, abrió uno de sus cuatro oficinas europeas aquí. Tiene un diseño arquitectónico único y es quizás una de las imágenes más familiares de toda Noruega. Bergen creció alrededor de su colorido puerto, que era el centro del comercio, la navegación y la artesanía.

Mercado de pescado

El pintoresco mercado de pescado en Bergen es uno de los mercados al aire libre más visitados de Noruega. El mercado también vende frutas, verduras y recuerdos, pero su punto fuerte es sin duda el pescado. Tiene una magnífica ubicación, en el corazón de la ciudad, entre los fiordos y las siete montañas de Bergen. Durante la temporada de verano (del 1 de mayo al 30 de septiembre) el mercado está abierto todos los días de la semana, de 7 a 21 horas. En cambio, durante el invierno solo abre los sábados de 9 a 15 h. Es ideal para venir con niños, ya que es habitual ver el marisco vivo en grandes peceras.

Panorámica de concurso

Las mejores vistas de Bergen las encontramos subiéndonos al funicular Fløibanen, el cual nos lleva hasta la cima del monte Fløyen en tan solo 8 minutos. Una vez en la cumbre descubriremos que allí también hay un imponente parque con numerosas atracciones para los más pequeños. O sino, también os recomendamos dar un paseo por la montaña. El funicular es una de las atracciones más famosas de Noruega. El viaje se inicia desde el centro de la ciudad, a sólo 150 metros del mercado de pescado y de Bryggen. El monte Fløyen se encuentra aproximadamente a 320 metros sobre el nivel del mar, y desde allí se puede disfrutar de la hermosa vista, asimilar el paisaje urbano con detalle y las panorámicas orientadas hacia el mar y los fiordos de Bergen.

Museo de Edvard Grieg

El actual Museo de Edvard Grieg fue durante 22 años el hogar del famoso compositor. En esta pintoresca cabaña con jardín compuso muchas de sus obras más emblemáticas. El museo se encuentra en Troldhaugen, en Bergen, y actualmente, además de albergar el museo en el que se programan exposiciones relacionadas con el creador del famoso Concierto para piano en la menor, también dispone de una cafetería y una pequeña sala de conciertos, que incluye una cabina datada en el año 1885.  

Bergen cuenta con infinitas posibilidades, tanto si te quedas en la ciudad como si te vas a explorar sus alrededores –os recomendamos acercaros hasta Stegastein, el mirador desde el que podrás disfrutar de unas increíbles vistas gracias a su plataforma de 30 metros sobre los fiordos ¡y a una altura de 650 metros!-. ¿A qué esperas para vivirlo? Consulta nuestros vuelos aquí.

Imágenes de Bergen Tourist, Sverre Hjornevik, Bergen Reiselivstag, Teje Rakke y Dag Fosse

 

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Encuentro exprés con el Berlín techno parte 1

El esplendor del ‘techno’ en Berlín de los años noventa jamás volverá. Eso no quita que la capital alemana respire cultura de ‘club’ por sus poros. Somos guiris. Y se ve a leguas: sonreímos por el simple hecho de bebernos en el metro una de las tropecientas cervezas exquisitas que se pueden adquirir con facilidad en Berlín en tiendas 24h o en el propio metro, en las paraditas que gobiernan los descansillos del subsuelo. Somos guiris, y como tales, nos enfrentamos a la noche berlinesa haciendo nuestros todos los anhelos y medias verdades que nos han llegado sobre los históricos años noventa en Berlín, de clubes en sótanos y fiestas hasta el amanecer. La premisa es fácil: ¿qué queda de aquel esplendor de la cultura de clubs en Berlín? Tenemos cuarenta y ocho horas para comprobar cómo se escucha el latido techno en la actualidad.

Es viernes, empieza la aventura. Como a un buen coche de competición, al cuerpo hay que rodarlo. Y no hay ciudad europea con más —y mejores— excusas que Berlín para beber cerveza tirada en una barra. La primera parada nos lleva a Hops and Barley, una taberna con tantas opciones de caldos espumosos como probabilidades de lluvia hay en el país teutón. Luz tenue, suelo de retícula y dificultad para conseguir taburete. Un espacio ideal para hacer estiramientos.

Cuando la garganta está saturada de Pilsen, toca desplazarse, y el metro es la mejor opción. Berlín ofrece una completa red, con horario hasta las 00:30h entre semana e ininterrumpido el fin de semana. Cerca de la parada de Ostkreuz, en una zona cercana a las vías del tren llena de recovecos formados por amasijos de hierros —fiel escenario del Berlín industrial— nos topamos con la primera sorpresa: dentro de un cerco de obras hay un fuego, un círculo de jóvenes, un PC y unos bafles descargando techno a mansalva. Aquí los scouts escuchan bits pegones, imagen que no se corresponde para nada a la de los chavales peninsulares, de aquelarres con guitarrita y cancionero alrededor de la hoguera. Las fiestas al aire libre en Berlín son una constante y en Rummelsburg saben de ello.

Con este buen presagio del ADN techno de la ciudad, nos dirigimos a un cercano e ilustre local del movimiento squat (okupa), About Blank, uno de los muchos centros autogestionados de Berlín. “Love techno, hate Germany”, se lee en la puerta. Hoy programan una fiesta antifascista a 12 euros. Dentro, el cubo oscuro y multitudinario de About Blank ofrece una experiencia aturdidora: poco espacio y muchos jóvenes berlineses con ojos cerrados, moviendo la cabeza a velocidad trepidante con la música que propone el DJ, que pincha en vinilo. En el patio interior del recinto, ambiente chill. Nos recomiendan asistir a su fiesta llamada Homophätik; propuesta, sin duda, para próximos viajes.

Berlín es una ciudad que no se lleva bien con el concepto escala humana; el territorio es vasto, y hay que atinar con las elecciones. Y los días: Chalet es el club ideal para los miércoles, así como Renate lo es para los jueves. Pero hoy es viernes, y son más de las cuatro de la mañana. Dejamos para el día siguiente la gran maratón techno.

Ha amanecido un sábado inaudito para ser mayo: el sol ilumina con fuerza cada uno de los patios interiores que crean las isletas de edificios de la geografía urbana berlinesa. En uno de ellos unas chicas preparan una coreografía. Al lado, un equipo atronador emite notas de música ambient.

Para comer —hay que ver lo rápido que llega el mediodía cuando la noche anterior ha sido movida— nos acoge un restaurante de comida sudanesa en la calle Reichenberger. Es un pequeño local con menú de plato único, para carnívoros y veganos, con precios competitivos. Antes de adentrarnos de nuevo en la noche, pasamos la tarde ahondando en otra de las joyas de la corona del melómano en Berlín: sus tiendas de discos.

Si encontrarlas es un abismo, The Record Loft, resulta una epopeya. Pero consumir los —pocos— megas de la tarifa europea de tu compañía de telefonía tiene recompensa... En otro de los citados patios interiores descansa Hard Wax, en una cuarta planta, a la que se accede superando unas escaleras repletas de pegatinas de sellos y revistas de todos los continentes. Hard Wax es un pequeño sello especializado en electrónica, que también ostenta una tienda de vinilos. La tarde tampoco es mal momento para perderse por las librerías de Hackescher Markt, las hay con amplias secciones de techno, como Do you read me?, que también cuenta con una selección de fanzines locales. De hecho, la bibliografía de la construcción cultural de Berlín es amplia: de la previa que ofrecen libros como Future Days. El krautrock y la construcción de la Alemania moderna hasta obras que se centran en los noventa como Der Klang, der familie. Por supuesto, del propio Berlín hay títulos exclusivos: Berlin Sampler. From Cabaret to Techno. 1904-2012.

Después de que te salgan llagas en los dedos revisando cajas de vinilos y tecleando títulos en el móvil de libros futuribles, es el momento de ir a los clubes pre-party. Pero esto lo explicaremos en el próximo capítulo.

 

Texto de Yeray S. Iborra | Gracias a Ángel Molina, Ana Riaza, Carlota Surós y Martí Renau por la información de primera mano para la ruta de este artículo.

Imágenes de Los Viajes de ISABELYLUIS, Michael Mayer

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La Bienal de Venecia arte por un tubo

Los que piensen que el turismo cultural es un invento del siglo XXI van mal encaminados: Venecia ya lo había inventado antes. Con la ambición de situar la ciudad en el punto de mira internacional, en 1895 nace la primera Exposición de Arte Internacional de la historia, o lo que es lo mismo, La Biennale di Venezia. Y desde entonces hasta hoy. 

Protagonista indiscutible del pulso artístico de vanguardia —con el permiso de la Documenta— La Biennale llega este año a su 57ª edición sin perder fuelle. Seis meses, del 13 mayo al 26 de noviembre,non-stopen los que elarte contemporáneo invade la ciudad ocupando tierra y mar por igual. Entre vaporettos, iglesias y palazzi visitamos la ciudad de los canales para empaparnos de las últimas tendencias que pronto se alzarán en museos y galerías de medio mundo. ¡Empezamos el Grand Tour!

Manual de supervivencia

Aviso para navegantes: moverse por la Bienal no es tarea fácil. Las claves: zapato cómodo, alojamiento estratégico y una buena planificación; la oferta es inabarcable y los espacios mastodónticos.

Las propuestas principales se concentran en el Arsenale y los Giardini di Castello. Allí se encuentra la exposición oficial Viva Arte Viva así como un buen número de los 85pabellones nacionales que salpican la isla. Y por si fuera poco, a la lista hay que sumarle un sinfín de exposiciones y eventos paralelos de primer orden que colonizan los edificios históricos de la ciudad.

Mis consejos: keep calm y no te abrumes, esta maratón es sólo cada dos años; reserva tres días en la agenda o morirás en el intento; alójate en la zona de Il Castello, el núcleo duro de la bienal, y evitarás tickets de vaporetto; y lleva a cuestas un bloc de notas y la cámara con las baterías bien cargadas para repasar lo visto en casa.

En los Giardini: lo mejor de lo mejor

Separar el grano de la paja puede ser agotador. Para calentar motores tomamos rumbo hacia el sur-este, donde Venecia llega a su fin. Allí se alzan los Giardini di Castello, pulmón verde por excelencia y feudo de los pabellones nacionales —una idea un tanto arcaica que nos recuerda que la actual bienal es la versión moderna de las clásicas ferias de muestras de antaño. Y es que en Venecia cada estado tiene su edificio donde mostrar al mundo lo mejor de lo mejor de su producción artística reciente; una especie de Juegos Olímpicos del Arte donde ‘gana’ quien marca más músculo.

Y es que la bienal va de arte, pero también de poder y arquitectura. Y cuando se trata de ésta algunos pabellones brillan con luz propia. No hay que dejar escapar el de Finlandia, construido en módulos de madera por el archiconocido Alvar Aalto, padre de la arquitectura moderna escandinava; el de Austria, obra y gracia de Josef Hoffmann, fundador junto a Klimt de la Secesión vienesa; ni el de Holanda, un pabellón de formas abiertas que exhibe la elegancia minimal del neoplasticismo de los 50.

Pero volvamos al arte y a las propuestas más sonadas. El León de Oro al Mejor Pabellón ha ido para Alemania, donde la artista Anne Imhof ha instalado un suelo de cristal bajo el que se desarrollan performances que muestran el mundo ‘como una perrera’. Francia se ha convertido en una sala de conciertos gracias a Studio Venezia, una instalación de Xavier Veilhan que convierte el espacio en un estudio de grabación por el que actúan músicos y artistas de todo el mundo. Y Austria acapara todos los flashes en el camión haciendo el pino de Erwin Wurm, una propuesta lúdica donde no faltan esculturas con las que interactuar y divertirse.

El programa off

Eventos colaterales, exposiciones paralelas, charlas, diálogos, performances y programas de film. No hay cuerpo que aguante Venecia. Y es que al programa oficial le ha salido un rival de nivel en las propuestas artísticas que se suceden en iglesias, fundaciones y museos de la ciudad. Aquí va lo más jugoso de la off-bienal 2017.

Damien Hirst desembarca en Venecia y lo hace por partida doble. De la mano del coleccionista francés François Pinault ha instalado sus últimas excentricidades en la Punta della Dogana y el Palazzo Grassi, incluyendo una escultura de 18 metros que se eleva hasta el firmamento. Como ya es propio del británico, un show que es puro espectáculo y la coartada perfecta para visitar dos edificios históricos que presiden el Gran Canal.

La pequeña isla de San Giorgio Maggiore se rinde por completo a Michelangelo Pistoletto. Figura clave del Arte Povera y uno de los artistas italianos más destacados, Pistoletto presenta One and One Makes Three, una exposición que ocupa esta abadía construida por Palladio y en la que muestra una selección de obras realizadas desde los años 60 hasta la actualidad, contando con la popular ‘Venus de los harapos’.

Para cerrar la maratón nos vamos al Palazzo Fortuny, una joya del gótico veneciano que se alza entre el Puente de Rialto y San Marco. Casa-estudio de Marià Fortuny, el espacio acoge la colección del artista así como exposiciones temporales. En esta ocasión se presenta Intuition, una muestra colectiva sobre el poder evocador del arte en la que no faltan grandes nombres como André Breton, Joan Miró, Vassily Kandinsky, Marina Abramovic o Anish Kapoor.

Y hasta aquí nuestro paso por La Biennale, una cita centenaria que se reinventa en cada edición y en la que hay arte para todos los gustos, intereses y teorías. ¡Nos vemos por los canales!

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Texto de Núria Gurina

Fotos de: Andrea Avezzù, Jean-Pierre Dalbéra, Francesco Galli, g.sighele, imagea.org, Erin Johnson

 

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