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De compras en Ventimiglia

Aún recuerdo la primera vez que fui al Mercado de Ventimiglia – sin siquiera saber que algo así existía. Nos disponíamos a coger el tren de Niza a Menton, bordeando la costa de la Riviera Francesa con dirección a la frontera italiana. Era alrededor de las once de la mañana de un viernes y nos sorprendió encontrarlo lleno hasta la bandera. De la experiencia de otros viajes pensábamos que podríamos escoger asiento al ser un laborable y sin embargo parecía que ese día todo el mundo en la Costa Azul había decidido moverse.

No descubrimos lo que sucedía hasta mucho más tarde. Toda esa multitud se estaba dirigiendo a la localidad italiana de Ventimiglia – la última parada de la línea – para el popular mercadillo que tiene lugar los viernes de cada semana.
Principalmente puedes encontrar ropa, bolsos y otros artículos hechos de cuero – y aunque la calidad de los productos es muy diversa, debo decir que se puede encontrar algunos muy bien elaborados con importantes descuentos.

Uno de los mayores atractivos del mercadillo tiene que ver con el hecho que – y mejor si lo susurramos – la policía italiana es menos estricta que la francesa con la persecución de las falsificaciones. Aún así, cuidado en la frontera ya que de vez en cuando paran a la gente a su vuelta de Ventimiglia para preguntarles dónde han comprado ese nuevo y brillante bolso de “Louis Vuitton”… ¡Quedáis avisados!

El mercadillo también tiene una parte donde los pequeños granjeros venden sus productos. Puedes encontrar especialidades de toda Italia – embutidos de Calabria, queso parmesano, aceite de oliva – y también productos locales como los tomates secados al sol y salsa pesto de fabricación casera, una de las cosas por las cuales Liguria – provincia de Ventimiglia – es famosa.

Te aconsejamos también que te tomes un café en uno de los pequeños y encantadores ‘coffee houses’ que hay alrededor del ayuntamiento. Tan sólo estás a 15 quilómetros de la localidad fronteriza de Menton pero podrás sentir la diferencia en los estilos de vida entre ambas localidades.
En los días de mercado hay un número particularmente alto de vendedores ambulantes que van de bar en bar ofreciendo llaveros que brillan en la oscuridad y otros artículos similares.

Hemos ido a comprar bastantes veces a Ventimiglia y, a menudo, lo que nos hemos llevado de los vendedores ambulantes ha resultado ser los souvenirs más emblemáticos. ¿Qué sería de nuestras vidas sin nuestro imán de la cigarra que empieza a cantar cuando alguien se le acerca?
Puedes llegar a Ventimiglia con el tren local (TER) desde Niza. Hay bastantes frecuencias, normalmente cada 30 minutos durante todo el día. ¡Ah! Y no te olvides de llevar tu DNI.

Por Michael Shuermann de Easy Hiker

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Seis actividades para hacer con niños en Bríndisi

Bríndisi es una población de apenas 90.000 habitantes, muy tranquila y del todo relajante. La ciudad cuenta con un pasado esplendoroso, del cual todavía podemos encontrar una gran cantidad de vestigios. Y es que desde la antigüedad Bríndisi se ha conocido como la “Puerta de Oriente”, debido a su disposición geográfica, lo cual le llevó a convertirse en el atracadero perfecto para las tropas romanas que partían hacia Grecia y Oriente Próximo. Luego fueron los peregrinos, cruzados y comerciantes los que partieron desde este lugar, que además era el final de la Via Appia –calzada romana-. Desde My Vueling City os hemos preparado seis actividades para hacer en familia durante la estancia en este enclave, ideal también para la práctica del slow tourism.

De paseo por la ciudad

La ciudad de Bríndisi en la costa adriática, está situada entre dos profundas bahías, unidas al mar abierto por un estrecho y profundo canal sobre el que se erige el Castillo Rojo, llamado así por el color de la piedra utilizada para su construcción. Sin duda este sería el excepcional inicio para realizar un paseo por la ciudad. Sino se puede optar por la otra fortificación, el Castillo Suevo, el cual se asoma hacia el canal de Poniente en el área portuaria. La fortaleza es de estilo trapezoidal, si bien sufrió cuantiosas remodelaciones con la llegada de los aragoneses. La ruta puede continuar con una visita a la Iglesia de San Juan en el Sepulcro que incluye un espléndido pórtico de mármol finamente decorado. De aquí podemos encaminarnos hacia la Piazza del Duomo y allí visitar la Catedral, luego coger Via Colonne y pararnos delante de la Columna romana, la cual originariamente estaba flanqueada por otra idéntica -actualmente se encuentra en Lecce-. Y nada mejor que acabar el paseo acercándonos hasta el Corso Garibaldi, la avenida rodeada de palmeras que une el puerto con la estación de trenes, y el paseo marítimo.

Parque de animales silvestres más grande de Italia

Sin duda una de las propuestas que dejará más maravillados a los pequeños será la visita al parque de animales silvestres más grande de Italia, situado a pocos kilómetros de Fasano. En Fasanolandia, tigres, leones, osos, elefantes, antílopes, jirafas, bisontes, ciervos, cebras y camellos conviven en absoluta libertad, en los espacios del parque, entre una exuberante vegetación mediterránea. El recorrido se hace en coche, escogiendo entre diferentes itinerarios. En el parque también podemos encontrar una sala ornitológica, una tropical, el metro zoo –jardín zoológico-, y un sector oceánico, cada uno de los cuales dedicado a alojar especies diversas: papagayos, diamantes australianos – especie de ave-, caimanes, serpientes, osos, hipopótamos, delfines, pingüinos, etc. Además del zoo safari, hay un gran parque de atracciones.

Relajación total

Una buena opción para descansar puede ser la de disfrutar de terapias curativas y tratamientos estéticos en las Termas de Torre Canne, situadas en un maravilloso parque de coníferas, que incluye un pequeño lago alimentado por manantiales subterráneos, conocidos por sus propiedades terapéuticas. Aquí toda la familia podrá disfrutar del agua de una forma diferente.

Disfruta de la naturaleza

El oasis de WWF –de la organización conservacionista independiente internacional World Wildlife Fund for Nature- de Torre Guaceto es decididamente el paraje natural más espectacular de la zona. Además cuenta con innumerables posibilidades. Y es que en todo el territorio existen senderos y veredas que sirven de itinerarios ideales para practicar excursionesen bicicleta con los niños o dar largos y relajantes paseos. Si vamos sin niños merece ¿por qué no hacer un poco de yoga?–una práctica habitual allí-, y sumergidos en el silencio de este espléndido paraje natural.

Un mar de calma

Si hay un sitio que les guste a todos los niños este es, sin duda, la playa. El litoral en Bríndisi es bajo y arenoso a lo largo de toda la costa. Aquí la temporada de vacaciones es dilatada gracias al clima suave que se prolonga hasta los meses otoñales. Las aguas de color verde esmeralda y azul intenso del mar son tan cristalinas que son ideales para practicar el buceo. Impresiona la rica flora mediterránea y la vegetación de los fondos marinos que alternan con zonas de arena y otras más rocosas. Se trata de un hábitat ideal para agachadizas comunes –especie de ave-, patos, ruiseñores, y diferentes tipos de anfibios; pero también especies vegetales marinas como praderas de posidonia oceánica, de gorgonácea y de coral.

Regreso al pasado

A mediados de agosto, en Ostuni, a poco más de media hora en coche, al norte de Bríndisi, en un clima de fiesta y con numerosos eventos musicales y folclóricos, tiene lugar la feria popular Sagra Vecchi Tempi, donde se rinde homenaje al pasado. Caminando por los callejones del burgo, se podrán revivir escenas de la vida rural, ambientadas en los talleres fielmente reconstruidos, así como también degustar deliciosos aperitivos de la tradicional gastronomía local. En este sentido destaca la producción de quesos -frescos y curados-, realizados por ganaderías locales como la ricotta, el cacioricotta, y el pecorino -queso de oveja-. Y como manda la tradición, también se pueden encontrar varios tipos de pan: focaccefrise, y taralli. Mención especial merecen el dulce típico mandorla riccia -almendra rizada-, y la galleta cegliese, con almendras tostadas, mermelada de cereza, y limón.

No te lo pienses dos veces – Si lo que buscas es calma y unas vacaciones entretenidas con niños. Consulta nuestros vuelos aquí.

Texto de ISABELYLUIS Comunicación

Imágenes de Fototeca ENIT-Turismo Italiano, Freshcreator

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El cementerio monumental de Staglieno

La magnífica ciudad portuaria de Génova, situada en el norte de Italia, es el lugar perfecto para hacer una escapa de un par de días, donde descubrir las joyas que ha ido acumulando con el tiempo, fruto de las múltiples historias acontecidas en ella.

Sin duda alguna, su puerto antiguo es su principal punto de atracción, que a raíz de la celebración del 500 aniversario del descubrimiento de América – uno de sus ciudadanos más célebres es Cristóbal Colón- se aprovechó para ponerlo a punto y darle una renovación que venía necesitando desde hacía años. Fruto de ésta son la presencia del Bigo, un estructura de aspecto futurista, obra de Renzo Piano, desde la que se pueden obtener vistas de la ciudad, el Acuario, la Biosfera, o el Galata Museo del Mar, que es uno de los mayores espacios dedicados al mar en Europa.

Pero además de su puerto, en la capital de Liguria hay muchas más cosas para disfrutar, como pasear por su centro histórico y perderse por sus caruggi, que es como aquí denominan a los estrechos y sombríos callejones que lo recorren. También se pueden visitar los Rolli de Génova, que son una serie de palacios renacentistas y barrocos de los siglos XVI y XVII, de los que cuarenta dos de ellos se encuentran incluidos dentro de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Y tampoco deben de faltar la Catedral de San Lorenzo, o la espectacular plaza de Ferrari. Y para aquellos que quieran profundizar en la historia de Italia, nada mejor que ir al Museo del Risorgimento, ubicado en la que fuera la residencia de Giuseppe Mazzini, figura fundamental en la unificación del país.

El cementerio Monumental de Staglieno

Además de todos estos monumentos y espacios, que bien seguro que encontraréis en cualquier ruta turística por la ciudad que se precie, Génova cuenta con una curiosidad digna de ser visitada, y es el caso del cementerio Monumental de Staglieno. Situado en las afueras de las ciudad, en una colina al lado del valle Bisagno, en el distrito de Staglieno, es uno de los cementerios más grandes de Europa, que destaca por los interesantes conjuntos escultóricos y arquitectónicos de las tumbas y panteones que hay en él. 

A raíz del edicto napoleónico de Saint-Cloud, que data de 1804, y en el que se prohibían los enterramientos en las iglesias o en el área interior a las murallas, se empezó la construcción de los cementerios en las afueras de las ciudades. Este es el caso de Génova, que en 1835 le encargó a Carlo Barabino el diseño del suyo. Los trabajos de construcción empezaron en 1844, siendo inaugurado en 1851, aunque las obras se prolongaron hasta 1880. Con el tiempo fue creciendo en el espacio, incorporando además áreas dedicadas a otras religiones, como las judía, la ortodoxa, la inglesa (donde se encuentra ubicada la tumba de Constanza Lloyd, la esposa de Oscar Wilde) o la protestante.

Sus orígenes coincidieron en el tiempo con un momento de especial florecimiento entre la burguesía de la ciudad, que no dudó en dejar la huella de sus méritos de cara a la eternidad contratando a artistas para que les hiciesen los más bellos mausoleos. Entre estos artistas se encuentran escultores como Leonardo Bistolfi, Augusto Rivalta, Giulio Monteverde, y Edoardo Alfieri.

Un paseo por este espacio es un recorrido por los diferentes estilos que se han sucedido entre los siglos XIX y XX, con obras del Neoclasicismo, el Realismo, el Simbolismo , el Liberty y el Art Deco. Si a esto le añadimos la presencia de la naturaleza que se entremezcla entre los diferentes elementos arquitectónicos, la experiencia puede resultar absolutamente perturbadora e inspiradora.

Son muchos los que se han dejado seducir por este monumental cementerio. Friedrich Nietzsche y Paul Rée solían discutir sobre filosofía mientras paseaban por él; Hemingway dijo que “era una de las maravillas del mundo”; y Peter Saville no dudó en usar fotos realizadas por Bernard Pierre Wolff de algunas de las esculturas de este cementerio para ilustrar las portadas Love Will Tear Us Apart y Closer de la banda musical inglesa Joy Division.

Reserva tu Vueling a esta fantástica ciudad del Mediterráneo y aventúrate a descubrir su puerto viejo, a recorrer sus caruggi, a disfrutar de sus palacios, y a hacer una visita a tan especial cementerio.

Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS

Imágenes de jeff kerwin, Enrico Sirola, Superchilum

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Bolonia comiendo en la cuna de la gastronomía italiana

Amagada entre Venecia y Florencia, no es el destino más popular de Italia pero sí es una de las ciudades que mejor representa la esencia de este país. A Bolonia se la conoce como «la docta», por ser la sede de una de las universidades más antiguas del país. También los hay que la llaman «la roja» por el característico tono colorado de sus tejados. Pero el apodo más entrañable de la capital de la Emilia-Romaña es «la gorda». En Bolonia la gastronomía es una religión (en la Cámara de Comercio de la ciudad guardan celosamente la receta tradicional de los tortellini) y sentarse a la mesa una ceremonia que es pecado no cumplir. Cuna de la gastronomía italiana, recorremos las calles del Cuadrilátero, su casco antiguo (el segundo más grande del país y el mejor conservado), en busca de las mejores restaurantes, trattorias y osterias de la ciudad.

Mercato di Mezzo
En el corazón del Cuadrilátero, el centro histórico de Bolonia, se amaga el Mercato di Mezzo, uno de los puntos neurálgicos en toda ruta gastronómica por la capital de la Emilia-Romaña. Su historia se remonta a la Edad Media, época en la que era el enclave en el que se agrupaban paradas y tiendas divididas por gremios. Así fue hasta inicios del siglo XX, cuando entró en desuso y cayó en decadencia. Recuperado y restaurado en los últimos años, el Mercato di Mezzo, con sus puestos de pasta fresca, paradas de vinos de la región, carnes, pescado, hortalizas, o quesos, se ha convertido en el lugar que debe visitar todo paladar exigente de paso por Bolonia.

Osteria del Sole
No hay ninguna señal ni cartel que indique que ahí se oculta uno de los más emblemáticos locales de la ciudad, por lo que no es fácil encontrarlo. En el número 1 de la via Ranocchi, entre la via degli Orefici y la via Pescherie Vecchie, no muy lejos de la Piazza Maggiore, daréis con algo parecido a un pequeño agujero rectangular esculpido en la pared. No dudéis en entrar, se trata de la Osteria del Sole. Abierta en 1465, es la cantina más antigua de Bolonia (y según muchas voces autorizadas, también de Italia). Rezumando autenticidad por los cuatro costados, si tenéis hambre no esperéis saciar vuestros vientres aquí. A la Osteria del Sole se va a beber, porque solo se sirve vino (¡pero qué vinos!), cerveza y digestivos como la grappa o el licor local por excelencia: el Amaro Montenegro. Eso sí, ya sea en fiambrera o de cualquiera trattoria cercana, se permite a la clientela que vaya con la comida. ¡Toda una experiencia!

Trattoria Tamburini
La Trattoria Tamburini es uno de esos lugares en los que te comerías hasta los manteles. Abierta en 1932 ocupando la que había sido una de las más importantes carnicerías de la ciudad, Tamburini es la opción ideal para la hora del aperitivo. Si queréis que vuestras papilas gustativas tengan un orgasmo, sentaros en su terraza y degustad unas exquisitas tablas de embutidos y quesos (no hay duda: tienen la mejor mortadela y queso parmesano de Bolonia) regadas con un buen lambrusco. Si el estómago pide algo más consistente y potente, siempre podéis pasar al interior del local y zamparos unos tortellini. Los del Tamburini son una apuesta asegurada.

Paolo Atti & Figli
Tortellini, zuppas, torta di riso, pane bolognese... en Paolo Atti & Figli son artistas de la pasta desde 1880. En el número 7 de la via Caprarie encontraréis su centenario obrador (tienen otra tienda en el número 6 de la via Drapperie). Si os acercáis, disfrutaréis de cómo Elda, una de las más respetadas sfoglina (artesana de la pasta) de Bolonia, amasa con decidida delicadeza una pasta elaborada con huevos de gallinas alimentadas exclusivamente con maíz y harina de sémola traída especialmente desde Altamura, en Puglia. En Paolo Atti & Figli no le añaden sal, dicen que mata el gusto.

Trattoria Gianni
Uno de esos secretos que no quieres compartir con nadie para que la próxima vez que visites la ciudad siga siendo uno de esos restaurantes habitados por locales y unos pocos turistas avezados. Modesto y acogedor (definitivamente, estos son los mejores), la Trattoria Gianni, que está a dos pasos de la céntrica Piazza Maggiore, es el lugar en el que llegar al empacho de tagliatelle al ragú a la boloñesa, tortellini in brodo (muy parecido a la sopa degalets catalana: pasta rellena de carne de cerdo picada y queso servida en caldo), cotoletta (chuleta de ternera empanada) con patatas al horno... Es pequeño, por lo que se recomienda que reservéis mesa antes. Si no, os tocará esperar, tiempo, eso sí, que los camareros os harán más llevadero a golpe de vasos de prosecco cortesía de la casa.

Al Voltone
Presume de ser el primer restaurante de Bolonia que elabora sus creaciones con productos procedentes única y exclusivamente de la provincia Emilia-Romaña. Conocido popularmente como La Torinese 1988, en Al Voltone apuestan por una cocina sencilla y de irrenunciable esencia tradicional. O lo que es lo mismo, doblemente buena. Más allá de los irrenunciables y omnipresentes tagliatelle y tortellini, en la carta del Al Voltone relucen tentaciones gastronómicas como su lasaña verde a la boloñesa. Y de postre, imperdonable no hincar la cuchara en su piccolo pecato con crema de helado y chocolate.   

La gran embajadora de Bolonia
Se la tiene por un placer menor, pero la auténtica es exquisita y sublime. La mortadella (hay diversas teorías sobre el origen de su nombre) es la gran embajadora de la gastronomía tradicional de Bolonia alrededor del mundo. Su historia se remonta al Renacimiento, creyéndose que fue Cristoforo da Messisburgo, el trinchante del cardenal Hipólito de’Este, quien ideó la receta tradicional. La mortadela de Bolonia se elabora exclusivamente con carne de cerdo cuidadosamente seleccionada que se tritura hasta obtener un fina pasta. Es entonces cuando se le añaden los taquitos de grasa (nunca menos del 15% ni más del 28% de la superficie total del embutido) que le dan su sabor característico, momento en el que se ensaca en tripa natural (o artificial). Con unas rodajas de pan recién elaborado y un poco de queso el paladar se echará a dar palmas. 

Reserva tu Vueling a Bolonia aquí y anímate a paladear su excelente gastronomía.

Texto de Oriol Rodríguez

 

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