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Pintxos y clubbing en Donosti

Invitado a pintxar en Donosti por el club Dabadaba, a manejar los mandos de su cabina de DJ para que el personal pudiera bailar a gusto, me dispongo a cubrir las horas previas a mi sesión a la caza de los mejores pintxos de la ciudad. Tengo la suerte de tener como guía a mi amigo Borja, elemento local que, además de producir y pinchar muy buena música, conoce al dedillo los templos del menudo y delicioso bocado. Allá vamos.

Tarde-noche en medio del meollo

Nuestro recorrido  empieza en Txepetxa, hogar de la anchoa, con todo tipo de pintxos con este pequeño y noble pez como protagonista, acompañado de crema de centollo, erizo de mar, paté de olivas, foie, compota de manzana o huevas de trucha y salmón. Todo tiene una pinta tremenda, pero yo me inclino por uno clásico de boquerón.  Fetén. Nos vamos dando un garbeo hasta La Concha, al Narru, en los bajos del histórico hotel Niza, cuyas vistas de día a la bahía deben elevar sin duda la experiencia de la degustación de sus platos, como la alita de luma gorri con patata, huevo roto i alioli, o el secreto ibérico. Mortal. Nos volvemos a lo viejo para meternos en el Zazpi donde el joven chef Paul Arrillaga reparte felicidad al mando de sus fogones, con su espectacular “Volcán de Patata”, pintxo a base de trufa, patata y huevo, o su finísimo ravioli de rabo de buey. Un auténtico festival. Nos vamos al Dabadaba.

Abierto desde el pasado mes de abril de 2014, han pasado por allí Allah Las, Sean Nicholas Savage, The Godfathers u Omar Souleyman, entre otros. Cuando nos encontramos encima del escenario a The Space Lady, pionera de la música electrónica con una puesta en escena tan mínima como arrebatadora, su concierto nos abduce por completo, y cuando aterrizamos de nuevo, nos encontramos con Fernando Lagreca fabricando en directo su particular mundo electrónico como inmejorable preludio a mi set. Es mi turno. Empiezo con algunas novedades que vengo pinchando recientemente y voy intercalando temas de italo disco, acid o disco bizarro, la cosa se anima y acaba con el Dabadaba bailando que bailarás. Una gran noche, lo hemos pasado de miedo. Luego, al sobre.

Un sábado en Donosti no es un sábado cualquiera

Levantarse pronto es una virtud, pero hacerlo cuando te has acostado tarde es poco probable. Así que nos vamos de nuevo de pintxos, del tirón. De nuevo en el casco viejo, me llevan al Paco Bueno, puesto que no me lo puedo perder. Con apenas cuatro o cinco pintxos a base de fritos de gambas en gabardina, merluza rebozada, croquetas o empanadillas, es uno de los bares más concurridos de la ciudad, abierto en 1950 por un boxeador retirado, al que siguió su hijo, jugador de rugby, como su hermano Chufo y su hijo Gorka. Un negocio familiar con un servicio igualmente familiar y cercano, con las paredes repletas de imágenes del deporte con pelota en forma de melón y boxeo, de qué sino. Sin salir de lo viejo, nos vamos al Borda Berri, con personal compartido por La Cuchara de San Telmo, otro ilustre templo del pintxo. Su principal atracción es el  “Kebap”, una deliciosa costilla de cerdo de nombre paradójico que provoca auténticas peregrinaciones para su degustación. Idéntica suerte corren otros platos de la casa como las carrilleras, el pulpo o el risotto de Idiazábal. Justo enfrente está el Txuleta, por si apetece entablarse, especializado en carnes. Luego, lo mejor es bajar todo lo que hemos comido, así que nos damos un paseo y recalamos en el Club Náutico de Donosti, con toda la bahía de la Concha a nuestros pies, hace un día increíblemente soleado y aquí se está más que bien. En el piso de arriba se encuentra el GU, otro club donde echarse unos bailes a ritmo de house o techno, según la noche. No me quiero ir sin acercarme a la Tabakalera.

A las puertas de estrenarse como Capital  Europea de la Cultura este próximo 2016, con el Festival Internacional de Cine de San Sebastián y el Festival de Jazz de San Sebastián entre sus principales reclamos culturales, la ciudad cuenta con un espacio interdisciplinario único, la Tabakalera. Centro Cultural Internacional Contemporáneo público que apuesta por la dinamización de los creadores locales emergentes, con la investigación, la producción y la exhibición entre sus principales actividades y premisas. Exposiciones, ciclos de cine y documental o sus espacios Hirkilabs, su Laboratorio de Cultura Digital y Tecnológica, y Ubik, Biblioteca de Creación de Tabakalera, hacen de este centro uno de los más inquietos y avanzados de Donosti. Un espacio con solera en el edificio que antiguamente fue la fábrica de tabacos de la ciudad. Una ciudad también con solera.

Para que veas que hay vida más allá de la Concha en San Sebastián. ¿A qué esperas para descubrirlo? Consulta nuestros vuelos aquí.

Texto e imágenes de Luis Costa para ISABELYLUIS Comunicación

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El Londres punk

El Beefeater In-Edit Festival Internacional de cine Documental Musical llega a su 14ª edición cargado con los mejores documentales musicales de hoy y de ayer. Este año, lo que nos ha llamado más la atención es la presencia de un gran número de documentales relacionados con el punk. Y no es para menos ya que estamos celebrando su cuarenta aniversario. Sí, sí, 40 años ya desde que un grupo de colegas les dio por montar una banda para organizarla bien gorda. Y vaya si lo hicieron. Los Sex Pistols encendieron la mecha a finales de 1976 y tan solo dos años después, el paradigma musical había cambiado completamente. Se pasó de un sistema en el que imperaba el concepto de rock intelectualizado y superprofesionalizado de bandas de hard rock y rock progresivo como Deep Purple, Led Zeppelin, Genesis o Emerson, Lake and Palmer, a otro totalmente alternativo y en gran medida amateur. Y Londres fue la gran meca de este nuevo circo.

Este año, en el Festival In-Edit podrás ver algunos documentales sobre este género. Consulta su programa aquí. A continuación os recomendamos aquellos en los que Londres sirvió de telón de fondo. Es increíble ver de primera mano como fue lacity en un momento tan fundamental para su historia como aquel, justo cuando se parecía más a una olla a presión a punto de estallar, a causa de las disputas entre tendencias políticas, y por el alto índice de paro, sobre todo entre la población joven - ¿os suena de algo?-.

Jubilee (Derek Jarman, 1978)

Más que un documental se trata de un film, con estética eso sí, 100% punk. El director supo captar el espíritu del momento en esta maravillosa cinta distópica en la que la reina Isabel I viaja 400 años hacia el futuro para aterrizar en una Britannia desolada y fascistoide poblada por gangs de chicas malas y policía asesina.

The Filth And The Fury (Julien Temple, 2000)

Sin duda es una de las cotas más altas del género documental. Hay un antes y un después de este film. La cinta hace justicia, de una manera más bien verídica, a la historia de los Sex Pistols, una banda que, como si de un seísmo se tratase hizo que se agrietasen los cimientos de la industria, en apenas un año y medio. Se trata de un documento rico en referencias a la escena punk de Londres. Muy recomendable.

Rough Cut Ready Dubbed (Hasan Shah y Dom Shaw, 1982)

El documental es un documento sobre el post punk (1979-1982), una época en la que convergieron diferentes tribus urbanas como mods, punks, rockers, skins…

Montaje muy punk, Interesante para ver qué looks imperaban y cuales eran sus comportamiento en sus espacios. Los protagonistas son personajes pertenecientes a esa escena (prensa, músicos, discjockeys…). Y todo, grabado en Super 8. Instantáneas en movimiento de un periodo fugaz, y muy convulso.

Rude Boy (Jack Hazan & David Mingay, 1980)

Ambientado en Londres, finales 70, con The Clash como co-protagonistas. El film comienza poniéndonos en situación, mostrando el contexto electoral en el que se encontraba Londres en aquel momento, con facciones nacionalistas, anticomunistas, incluso xenófobas por un lado, y manifestaciones anti-racistas y anti-nazis por el otro. El film mezcla ficción con cine documental, en el que también se deja constancia de la gira de The Clash.

Punk: Attitude (Don Letts, 2005)

Este documental sirve perfectamente como introducción al género para no iniciados a cargo de un amplísimo elenco de personalidades, que de alguna manera tuvieron algo que ver como Captain Sensible (The Damned), Mick Jones (The Clash) y Siouxsie Sioux (…and the Banshees) reunidos por el inveterado documentalista y DJ que ejerció de alcahuete entre punks y rastas en el año cero del punk londinense.

Cuatro complementos para una experiencia punk en Londres

1. Botas Dr. Martens

Las llevan muchos de los chavales que aparecen en los documentales del In-Edit. Actualmente las puedes encontrar en la tienda oficial, Dr. Martens Store. También en mercadillos como Camden o Portobello podrás comprarlas en algún tenderete especializado.

2. Discos punk de segunda mano

Si lo que te gustan son los vinilos con las esquinas bien dobladas y con roña, los mejores precios los encontrarás en All Ages Records en Camden.

3. Pubs

Pero hubo algunos que pubs que aglutinaron el movimiento punk durante los 70 y principios de los 80, como los que estaban en las inmediaciones del 100 club de Oxford Street o The Roxy en Covent Garden. Si todavía hoy sientes la necesidad de tomarte unas pintas entre chupas con chinchetas y crestas, os recomendamos pasar por The Elephant’s Head en Camden.

4. La ropa

Por mucho que se empeñen en decir que un punk era anti todo, incluso, anti-moda, todos sabemos que no fue del todo cierto. Los Sex Pistols fueron los primeros en pasar por el rodillo de la estética. Fueron los maniquís vivientes de Malcolm McLaren y Vivienne Westwood, los cuales regentaban la tienda de moda punk, Sexubicada en el  430 de King's Road. Hoy, diseñadores como la propia Westwood o Jean Paul Gaultier siguen el influjo punk. Todavía hoy hay muchas tiendas de segunda mano donde poder encontrar prendas icónicas, pero os recomendamos una actualización futurista de esta tendencia en Cyberdog.

¿A qué esperas para ponerte unos elásticos y creparte el pelo? Descubre el lado más fiero de Londres. Consulta nuestros vuelos aquí.

Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS

 

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El Arte de Comer

Por Ferran Imedio de gastronomistas

Ámsterdam tiene decenas de reclamos para el viajero, pero los más importantes, sin duda, los imprescindibles, los de visita obligada, son los canales (un crucero es inolvidable), el barrio rojo y los museos. La gastronomía por sí sola no ejerce todavía de reclamo, así que si se puede combinar alguno de los ‘must' turísticos, mucho mejor. Nosotros hemos hecho un mix gastronómico-museístico, sin pretensiones culinarias ni precios estratosféricos. Pero lo cierto es que, como dice Miguel Brugman, chef del café-restaurante del Foam, “hasta hace no mucho, en los museos te daban bocatas, pastas y té, y ahora esto está cambiando”. Los propios holandeses son muy fieles a sus museos y lo cierto es que ahora su oferta culinaria es más que digna. Lo hemos comprobado nosotros mismos. Estas son nuestras cuatro recomendaciones.

Foam Café

Está ubicado en los bajos del prestigioso museo Foam, consagrado a la fotografía contemporánea (una colección pequeña pero muy muy interesante que hasta diciembre acoge ‘Under construction’, con obras de jóvenes artistas norteamericanos). Allí no encontrarás nada de cocina complicada. Al contrario, directa, sencilla, reconocible. Aires mediterráneos, muchas ensaladas, mucho aceite de oliva ecológico, muchas verduras y legumbres, pitas, sopas, huevos revueltos… Saludable y económico, ya que ningún plato supera los 10 euros.

Funciona como restaurante de 12.00 a 15.00 horas, aunque antes y después (abre a las 10.00 y cierra a las 18.00) funciona como cafetería que sirve pasteles y el típico ‘saucijzen broodje' (hojaldre con salchicha de cerdo dentro, que en su caso la hacen con ingredientes ecológicos), entre otros.

Los jueves, de 18.00 a 21.00 horas, organizan tours guiados por el museo que acaban con una cena con un menú compuesto por una tapa (hummus, pulpo marinado…) y plato principal (carne, pescado o vegetariano) que cuesta 19,5 euros. Si no se hace el tour, las tapas oscilan entre los 4 y los 6 euros, y el plato principal cuesta 16,5.

Los viernes, también de 18.00 a 21.00 horas, montan los ‘frozen fridays’, en los que sirven snacks fritos (5 euros) y cócteles (6 euros).

Keizersgracht, 609
http://foam.org

Eye Bar-Restaurant

Apabullante. Así se puede describir el edificio del Eye Film Museum por fuera (el museo nacional del cine incluye zona de exposiciones y cuatro salas de proyecciones) y por dentro,ya que el hall alberga un restaurante que parece una sala de cine, con unas gradas escalonadas que miran a un ventanal panorámico que más parece una pantalla en cinemascope y que da a una terraza con vistas al otro lado del río Ij, donde está el centro de la ciudad y la estación de trenes Central, al que se llega en un ferry gratuito.

El restaurante ofrece cocina de influencia francesa aunque con toques europeos. Al mediodía la carta es más sencilla (sopas, ensaladas…) y por la noche, más elaborada: filete de ternera, steak tartare, rodaballo, crema de marisco, risotto de setas…

El precio medio al mediodía es de 20 euros y de noche, no llega a los 40. Abre cada día de 10.30 a 22.30 horas (viernes y sábados, hasta las 23.30), y la cocina solo para entre 17.00 y 17.30 horas.

Ij Promenade, 1
www.eyefilm.nl

De Plantage

Nuevo, recién abierto, destaca por su luminosidad gracias a unos ventanales vintage XXL. En este amplio y cálido local sirven comida mediterránea, más oriental que occidental, a buen nivel y con precios correctos. Está puerta con puerta del zoo (uno de los más antiguos del mundo y la segunda atracción más visitada de Amsterdam), y el edificio contiguo alberga la exposición permanente ‘Micropia’, que exhibe los millones y millones de bichos que pueblan el planeta y que solo se ven por un microscopio. Dentro de unos meses también tendrá al lado el Museo de Historia Natural.

Sus platos bien están presentados, y destacan porque son aromáticos y saludables, ya sean las ensaladas, los raviolis, la terrina de cerdo, las alcachofas fritas, el risotto, el atún… Cada día, la cocina abre de 10.00 a 16.00 y de 17.30 a 22.30 horas, aunque entre horas sirven desayunos y snacks. Tienen carta de mediodía y de noche. El precio medio al mediodía, sin bebidas, se sitúa en 17 euros y por las noches, en unos 35, aunque en otoño ofrecerá un menú cerrado de noche que constará de tres platos y valdrá 32,5 euros, sin bebidas.

Plantage Kerklaan, 36
www.caferestaurantdeplantage.nl

Rijksmuseum

El enorme, majestuoso, hall del que vendría a ser el museo del Prado holandés (desde obras góticas a actuales, ofrece un recorrido que culminará entre noviembre y enero con una muestra de fotografías del siglo XX llamada ‘Modern Times’) cuenta con una agradable y tranquilo espacio para comer. Si pides una cerveza, solo será holandesa, y si pides cualquier plato, casi todos fríos, que sepas que todos los ingredientes son locales. Los bocadillos cuestan entre 5 y 9 euros; las ensaladas, entre 12 y 16, y los pasteles, entre 2 y 5 (atención a la silueta de chocolate de la fachada del museo).

Está abierto de 9.00 a 17.00 horas. Si vas al Rijksmuseum ir a partir de noviembre, tendrás más oferta gastronómica, ya que abrirá un restaurante en el que un chef de renombre llegado de cualquier parte del mundo diseñará una carta con su sello que estará vigente entre dos y tres meses. Cual si fuera una exposición temporal. Eso sí, siempre buscando precios contenidos.

Museumstraat, 1
https://www.rijksmuseum.nl/es

Y si no te convencen estas cuatro propuestas mixtas, siempre puedes ir a restaurantes más o menos convencionales. En Amsterdam, la oferta está muy bien, aunque olvídate de locales de cocina típica. Los holandeses solo la prueban en casa y no la valoran mucho.

Raïnaraï

Agradable y moderno restaurante de cocina tradicional argelina regentado por un tuareg y ubicado en el parque de la Westergasfabriek, una antigua zona industrial con depósito de gas reconvertido en una zona lúdica donde hay una docena de restaurantes, tiendas de ropa, galerías de arte. Este local sirve 14 platos distintos cada día en los que usa ingredientes orgánicos. De martes a domingos, de 12.00 a 22.00 horas. De 30 a 40 euros. Cócteles, a 7,5.

Polonceaukade, 40

REM Eiland

Una plataforma petrolífera que se usó como estación que emitía de radio y televisión de manera ilegal ha acabado reconvertida en restaurante de dos plantas (una de ellas es una terraza que solo abre en verano). Simplemente espectacular. Subir sus empinadas escaleras metálicas o caminar junto a la barandilla produce cierto vértigo. Su cocina es internacional: sencilla y simple al mediodía, de noche ofrece menús de 31 euros (tres platos) y 37 euros (cuatro platos), sin bebidas, con propuestas como tartar de rodaballo; bulgur con pimienta, aguacate y cebolla roja; redondo de ternera a la parrilla; raviolón (rótolo) relleno de calabacín, champiñones, zanahoria, espárragos verdes en salsa de parmesano… Abre cada día. Los mediodías, a las 12, y las noches, a las 17.00 horas.

Haparandadam, 45-2
www.remeiland.com

Sky Lounge

Es la terraza con vistas (planta 11ª) del Hotel Double Tree. De noche vale la pena para disfrutar de uno de los muchísimos cócteles de la carta con toda Amsterdam a tus pies mientras suena la música de un disc jockey. A esas horas, igual que durante el día, sirven los mismos platillos para picar con gastronomía de todo el mundo: nachos, sushi, bocadillos, fish & chips, hambuguesas, pasta, edamame, gyozas… Abre cada día de 11.00 a 1.00 (viernes y sábados, hasta las 3.00).

Oosterdoksstraat, 4
www.skyloungeamsterdam.com

Brasserie Halte 3

Un antiguo taller y garaje de tranvías que llevaba 16 años vacío ha sido colonizado por dos restaurantes (a mediados de octubre abrirá un multiespacio gastronómico con 21 estands que ofrecerán todo tipo de comida cada día entre 11.00 y 20.00 horas a precios entre 4 y 8 euros la ración), un cine, una galería de arte, una librería, una tienda de bicicletas, unos estudios de televisión y un hotel. El nombre del complejo es De Hallen. Uno de los restaurantes, recién abierto, es esta brasería a la francesa cuyo steak tartar es para chuparse los dedos, y cuya carta también ofrece ostras y costillas, entre otros platos. Como la mayoría de restaurantes de Amsterdam, la carta de mediodía es más sencilla y fresca.

Abre cada día de 11.00 a 22.00 horas. Precio medio al mediodía, 10 euros; de noche, 25-30 euros.

Bellamyplein, 51
www.halte3.nl

Meat West

Ubicado también De Hallen, solo sirve cenas, entre 19.30 y 22.30 horas (hasta la 23.30 de jueves a sábado). Los raíles de 90 años decoran el suelo de un espacio especializado en carnes de calidad, básicamente de ternera. Hay de todo: hamburguesas, entrecots, costillas, filetes…
Precio medio sin bebidas, de 40 a 50 euros.

Bellamyplein, 51
www.meatwest.com

Blue Spoon

Restaurante del hotel Andaz, uno de los más interesantes de la ciudad. Cocina de influencia francesa con productos locales y sin sofisticaciones para unos platos con productos de proximidad y de temporada a aderezados con las hierbas que cultivan en el jardín. Si te alojas allí, tienen una sala para huéspedes con vistas al canal donde tomar un snack y una copa de vino al día gratuita. La cocina, a la vista de los comensales, abre cada día. Se puede comer en una mesa junto a los cocineros. El precio medio se mueve entre 35 y 45 euros, sin bebidas. El menú familiar, para seis personas, repasa los mejores entrantes de la casa, con el pescado del día como estrella, y cuesta 56 euros por cabeza. De 12.00 a 15.00 horas y de 18.00 a 23.00.

Prinsengracht, 587
amsterdam.prinsengracht.andaz.hyatt.com/en/hotel/dining/Bluespoon.html

The Lobby

Uno de los restaurantes más recomendables de Amsterdam por ubicación (a dos minutos a pie de la monumental plaza Dam), por calidad y por precio. Cada día, de la cocina trabaja de 12.00 a 16.00 horas y de 18.00 a 22.00 horas (viernes y sábados sirven cócteles hasta las 3.00), aunque se puede desayunar a partir de las 7.00. No hay que dejar pasar la ocasión de pedir un flammkuchen, típica pizza alsaciana de masa muy fina y crujiente que allí versionan con todo tipo de ingredientes. Trabajan el producto local para hacer platos de cocina internacional. A la hora de la cena ofrecen un menú con entrante, plato principal y postre a elegir por 34,5 euros, sin bebidas. Los platos de pescado los trabajan de maravilla, como la elegante corvina, el excitante pulpo con panceta de cerdo y el definitivo cuello de cerdo hecho a baja temperatura.

Nes, 49
www.thelobby-amsterdam.nl

Gebr. Hartering

Los hermanos Paul y Niek Hartering regentan este coqueto restaurante de cocina creativa a orillas de un canal. Tiene dos pisos, uno a ras de agua, e incluso una barca para cuando hace buen tiempo, a modo de terraza. Solo hacen dos menús degustación: uno de seis platos (50 euros sin bebidas) y otro de nueve (75 euros sin bebidas), con propuestas que se sirven en medio de la mesa para compartir. Trabajan con productores locales bajo la influencia de la cocina clásica francesa, sin fuegos de artificio. Para maridar, claro, muchos, muchísimos vinos franceses.
Abre de martes a domingo, de 18.00 a 23.00 horas.

Peperstraat, 10
www.gebrhartering.nl

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