Birmingham y el nacimiento del heavy metal
Birmingham siempre se caracterizó por su fuerte impulso musical. Ya en los años 60 había contabilizadas más de 600 bandas de pop y rock en la ciudad. Musicalmente su escena se caracterizó por su gran mescolanza. De hecho casi todos los miembros de los grupos tenían bandas paralelas, e incluso los músicos solistas huían del encasillamiento y combinaban varios estilos en sus directos. El caso es que esta tendencia a la mezcolanza musical está en el ADN de la ciudad desde finales del s. XVIII, cuando los músicos callejeros practicaban todo tipo de estilos a su alcance. La diversidad y la cultura de la experimentación han hecho que en Birmingham nacieran algunos estilos musicales. En la década de los sesenta fue la súper banda Spencer Davis Group quien acabó de darle forma al rhythm and blues británico, con una combinación de folk, jazz, blues y soul. La psicodelia inglesa -aunque Pink Floyd fueran sus impulsores- acabó de hornearse en Birmingham de la mano de The Move. Pero si hay un estilo que se convirtió en un fenómeno de masas global, este fue el heavy metal, el cual germinó a principios de los 70’s con Black Sabbath a la cabeza.
Macho rock
El heavy metal siempre ha estado relacionado con el lado más duro del rock. Y no es para menos, en su momento apareció como una propuesta mucho más extrema al rock que se hacía hasta entonces. ¿Pero por qué en Birmingham y no en la capital? Por la sencilla razón de encontrarse en el centro del país, en una ciudad de confluencia continua de comercio, información y tendencias. Y es que este enclave se encontraba a medio camino entre los dos focos musicales más importantes del país. Por un lado Londres y sus bandas de hard blues blanco – gran parte de las cuales habían conquistado América en los años anteriores- y por otro Liverpool y su vivero de pop melódico. Birmingham además de hacer de nexo entre los dos aportó su granito de arena, incorporando el jazz como condimento. Pero no queda aquí todo; la oscuridad y el componente repetitivo y maquinal propio de una ciudad plagada de fábricas desde la primera revolución industrial, es más que latente. Todos estos componentes son los que encontramos en los primeros discos de Black Sabbath, “Black Sabbath” (1970) y “Paranoid” (1972). Mientras el primero todavía contaba con unos fuertes resortes a base de blues robusto, el segundo supuso el nacimiento del nuevo estilo, con un sonido mucho más pulido, apto para un público más amplio –el disco fue nº 1 en UK y 8 en USA-. Con esta grabación marcaron un hito al alcance de muy pocos, y su influencia fue decisiva para el nacimiento del punk (Sex Pistols), el post-punk (Joy Division), el stoner rock (Kyuss) y el grunge (Nirvana, Soundgarden, Mudhoney, Alice in Chains), e incluso el rap (Ice-T, Cypress Hill).
El padre de la criatura
Existe mucha controversia a la hora de otorgar la paternidad del género. Hay dos tendencias. Por un lodo los que piensan que Led Zeppelin fue la banda pionera, y los que creen que fue el combo liderado por Ozzy Osbourne. En todo caso, lo que está claro es que la gestación se produjo en Birmingham. Y es que buena parte de los miembros de ambas formaciones proceden de esta ciudad. Por un lado, todos los componentes de Black Sabbath se criaron en la escena local. Mientras que el 50 % de los Zeppelin también, ya que John Bohnam (batería) y Robert Plant (vocal) son de allí, y antes habían tocado con Band of Joy.
La conquista del mundo
El heavy metal consiguió expandirse por todo el planeta gracias a otra banda de Birmingham. Se trata de Judas Priest. Liderados por Rob Halford le supieron dar una vuelta más al estilo, sobretodo con la publicación de “Stained Class” (1978), un disco que abanderó lo que se llamó la new wave of british heavy metal y que consistió en aparcar definitivamente la influencia blues rock para centrarse sobretodo en otros aspectos sonoros como la potencia y la velocidad. Su legado tuvo ramificaciones en forma de speed metal, trash metal, death metal y black metal, y bandas imprescindible como Godflesh o Napalm Death. Pero su influencia no fue tan solo musical, sino que también fue estética ya que implantaron el prototípico atuendo “estilo heavy” a base de cuero, tachuelas y estética motera.
El ADN heavy más allá del heavy
Son muchos los músicos que han practicado heavy metal surgidos de la escena de Birmingham, como Blaze Bayley, vocalista de Iron Maiden entre 1994 y 1999. Pero también los hay que aunque su música no entre dentro del género, ésta de algún modo ha supuesto alguna influencia. Entre los más ilustres están, Nick Mason, batería de Pink Floyd; Jeff Lynne, compositor y cantante de Electric Light Orchestra; Phil Lynott, líder de Thin Lizzy –el cual fue bautizado en la iglesia de St. Edwards en Selly Park, muy cerca de Birmingham-; y Marin Barre, guitarrista de Jethro Tull.
Birmingham mantiene intacto su espíritu musical. Actualmente te puede encontrar todo tipo de escenas, tanto de rock como de electrónica. Además la ciudad cuenta con algunos de los festivales más interesantes de todos el West Midlands, como el Moseley Folk Festival centrado en el folk y que se celebrará en septiembre.
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Texto de ISABELYLUIS Comunicación
Imágenes de Cindy Frey, Rowan Peter
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Turín, enamorada del cine
Una película me llevó a Turín. Me impactó con un gigantesco edificio acabado en aguja que se erigía por encima de la ciudad. Era la Mole Antonelliana, descriptivo nombre que hace referencia tanto a su brutal presencia como al arquitecto, Alessandro Antonelli, que la ideó inicialmente como sinagoga. La descubrí en un pequeño pero apreciable filme independiente llamado Dopo Mezzanotte (After Midnight), de Davide Ferrario, quién vive en la ciudad y ha rodado allí muchas de sus películas. Es un canto de amor al cine, un triángulo pasional cuya acción se desarrolla dentro del Museo Nazionale del Cinema, localizado desde el año 2000 precisamente en el interior de la Mole. Con 3.200 m2, es el más grande de Europa dedicado al Séptimo Arte, y tanto por su ubicación como por la disposición de su colección -que incluye objetos ópticos pre cinematográficos, linternas mágicas, o atrezzo antiguo y moderno, incluyendo máscaras de Star Wars y de El Séptimo Sello de Bergman, la capa de Superman o un corpiño de Marilyn Monroe- supone una exposición original y espectacular. Es, de hecho, uno de los museos más frecuentados de Italia, lo que es mucho decir en un país rico en legado histórico y artístico. Allí se celebra además el Torino Film Festival -próxima edición del 20 al 28 de noviembre-, que han dirigido realizadores como Nanni Moretti, Gianni Amelio o Paolo Virzi.
La ciudad que hechizó a Risi, Tornatore y Argento
Obviamente, la que fuera la primera capital del estado italiano, es habitual en su cinematografía, del neorrealismo a las comedias eróticas, con profusión de policíacos de títulos tan explícitos como Torino violenta, Torino Nera o Torino, centrale del vizio. El maestro del terror Dario Argento rodó aquí varias escenas de uno de sus primeros éxitos, El Gato de Nueve Colas, y enamorado confeso de la ciudad, filmaría por completo en ella sus últimas obras ¿Te gusta Hitchcock?, Insomnio (Non ho sonno) o Giallo.
La ciudad del club de futbol Juventus -y del Torino F.C.-, con el que disputa el Derby de la Mole - es también parada obligada en los viajes representados por clásicos imprescindibles. Enrico Loverso emigra del pobre sur al norte fabril turinés en Así reían (Così ridevano), de Gianni Amelio. En Están todos bien, de Giuseppe Tornatore, un anciano y espléndido Marcello Mastroianni visita a sus hijos repartidos por Italia y al último lo encuentra -claro- en Turín. Y desde su estación de tren parte el irascible ciego interpretado por Vittorio Gassman en Perfume de mujer, dirigida por Dino Risi (mucho después harían unremakecon Al Pacino). Por cierto, fue en la misma localidad alpina donde Risi debutó en el cine, como asistente en el rodaje de Pequeño mundo antiguo, y donde una noche juró amor eterno a la bellísima actriz Alida Valli, cuando se encontraban dentro de una carroza bajo la lluvia, en los románticos y frondosos jardines del Parco del Valentino.
Escenario para robos y espías en el cine USA
En La Pantera Rosa 2, con Steve Martin, se roba uno de los mayores tesoros de la ciudad, nada menos que la Sábana Santa. Pero probablemente la película que más ha dado a conocer Turín en el mundo haya sido una cult movie de 1969 llamada Un trabajo en Italia, de Peter Collinson -y de la que un remake reciente recuperaba el título original, The Italian Job-, donde la banda comandada por Michael Caine roba un botín y con sus pequeños automóviles Mini Cooper escapan de los carabinieri (policías italianos), a través del Palazzo Carignano; por las escaleras interiores del Palazzo Madama y por las exteriores de la iglesia Grande Madre di Dio; derrapando por el glamuroso centro comercial Galleria San Federico, ascendiendo a la cubierta abombada del Palazzo a Vela -creado para la Exposición Internacional de 1961 y recuperado como centro deportivo en los Juegos Olímpicos de Invierno de 2006- y subiendo también a la vertiginosa pista oval de pruebas que se halla en el techo de la antigua fábrica FIAT -verdadero motor de la ciudad durante décadas-, situada en el Lingotto -hoy espacio multidisciplinar para ferias y festivales-. En su escapada final, los Mini llegaban hasta los cercanos Alpes, la impresionante cadena montañosa que sirve de fondo a esta preciosa ciudad, no sin antes atravesar el mismísimo río Po.
Y es justo frente al Po, donde se encuentra la majestuosa Piazza Vittorio Veneto, que aparece en El ultimátum de Bourne, de la saga protagonizada por Matt Damon. Sin embargo, el café donde luego vemos sentarse al adrenalínico agente secreto ¡está en realidad en Madrid! El equipo de rodaje trabajaba ya en España, cuando un cambio en el guión obligó a rodar de nuevo la escena inicialmente filmada en Turín. Porque la magia del cine siempre tiene truco.
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Texto de Carlos G. Vela para ISABELYLUIS Comunicación
Imágenes de Felipe Cadona Colombo, Jean-Pierre Dalbera, Luigi Giordano, Marco Coïsson, MarkusMark, Nicola Gambetti
+ infoDescubriendo Tesalónica
Rezuma esa belleza de las ciudades que tienen algo de caótico (e incluso decadente). En Occidente pero mirando a Oriente. Alardeando de un pasado marcado por la influencia romana, bizantina y otomana pero cogiendo impulso moderno y contemporáneo.Tesalónica no goza de la popularidad de la capital, Atenas, ni de la tirada de las indudablemente preciosas islas griegas, pero sus calles esconden suficientes encantos como para coger el avión y plantarse a los pies de la Torre Blanca. Os descubrimos sus muchos, muchísimos, atractivos.
Es típico en todo el país pero para los habitantes de Tesalónica el café frappé es una religión. Les verás a todas horas y en todas partes, consumiendo poco a poco, a sorbos, esos enormes vasos bien cargados de esa especie de evolución del capuchino helado culminado por una generosa capa de espuma. Cafeterías, bares, restaurantes, heladerías… lo sirven en todo tipo de locales, pero el mejor de los mejores es el que preparan en Paradosiako, exquisita cafetería y heladería que encontraréis en la plaza Aristóteles, epicentro y corazón de la ciudad.
Tesalónica es una ciudad de iglesias. Iglesias maravillosas como la de San Panteleimon, la de Panagia Acheiropoietos o la de Agios Athanasios. Pero, indudablemente, el templo más icónico de la ciudad es la monumental Rotonda de Galerio. Declarada Patrimonio de la Humanidad en 1988 junto al Arco de Galerio (a poco más de 100 metros de distancia de Rotonda, otro de los monumentos a ver) es la iglesia más antigua de la ciudad, o como algunas voces apuntan, la más antigua del mundo.
En Grecia el deporte es cosa seria, y en Tesalónica no lo viven con menos intensidad. Volcán de pasiones, siempre es una experiencia acudir al acoquinado estadio de La Tumba y ver un partido de fútbol del PAOK. Si lo vuestro es el baloncesto, trasladaos hasta la Alexandreio Melathron, la bulliciosa cancha del histórico Aris de Salónica.
Colindante a la avenida de Aristóteles encontraréis el Ladadika, el antiguo mercado del aceite. A medio camino entre los mercados occidentales y los zocos árabes, en este enjambre de callejuelas, encontraréis todo tipo puestos y tiendas, de comida a ropa, de especias a utensilios. En su zona sur, casi tocando al mar, encontraréis algunos de los mejores y más contemporáneos restaurantes de la ciudad.
Paradigma de dieta mediterránea, la comida en Grecia es un orgasmo para las papilas gustativas. Disfrutando de una de las cocinas más reputadas del país, sería pecado acudir a Tesalónica y no zamparse exquisiteces típicas de la zona como xoriatiki salata, melitzanosalata, pastitsio, mousakás, youvetsi, bougiourtí, mydia saganaki… Por toda la ciudad hay restaurantes y tabernas recomendables, pero el Galerios (Apellou, 3) es uno de esos pequeños restaurantes familiares (su versión de nuestros “Casa Pepe”) en el que se come mucho y bien por muy poco.
El año 1917 Tesalónica sufrió un devastador incendio del que solo se salvó el Ano Poli, el barrio alta de la ciudad. Circunvalado por parte de las antiguas murallas bizantina y otomana, este rompecabezas de sinuosas calles empinadísimas y casas de planta baja y patios coloridos, goza de unas vistas privilegiadas sobre la parte baja de la ciudad. Podéis subir andando, pero gastaréis toda la suela de vuestros zapatos. Mejor ir con el 50, el autobús circular que recorre las zonas de interés cultural de Tesalónica.
Tesalónica es la capital cultura del Grecia, más cuando nos referimos al mundo del cine. El majestuoso cine Olympion, en la bella plaza Aristóteles, acoge el festival de cine de la ciudad, el más importante del país. A menos de cinco minutos, el viejo puerto, que, en parte, ha sido remodelado y destinado a actividades culturales. Una de sus viejas atarazanas ahora acoge el Museo del Cine de Tesalónica. El resto de antiguos astilleros remodelados albergan festivales como las ediciones locales de los barceloneses In-Edit (festival de cine documental del música) y OffsideFest (festival de cine documental de fútbol).
Símbolo de la ciudad, la Torre Blanca es ese monumento que posee toda ciudad que todo visitante, aunque no quiera, tiene que visitar. Utilizada tanto de fuerte como de prisión, la construcción que vemos actualmente fue erigida en época de dominio turco por Solimán el Magnífico, seguramente sobre las bases de otra más antigua medieval. La Torre Blanca puede servir como punto de partida de una caminata por los varios kilómetros del Nikis, el paseo marítimo que traza el perfil costero de la ciudad.
A unas tres horas de distancia de Tesalónica encontramos el Monte Athos. Montaña sagrada para los fieles de creencia ortodoxa erigida sobre una península rocosa al borde del mar Egeo, en ella se esconden una veintena de monasterios (entre los que figuras algunos de los más antiguos y remotos del planeta) refugio espiritual de alrededor de 1.500 monjes. Zona con autonomía propia, visitar el Monte Santo no es fácil. Las mujeres tiene prohibido el acceso, y entre los hombres las excursiones están limitadas a 200 griegos y 10 extranjeros por día.
Texto de Oriol Rodríguez para Los Viajes de ISABELYLUIS
Fotos de L'imaGiraphe, Tilemahos Efthimiadis, Stella Vardaki, Dmitry Artyukhov
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El buen vino en el país de la cerveza
En algún lugar entre Ingolstadt y Núremberg, el acento de Baviera se suaviza, las bandas de viento tocan un poco más bajo y el vino compite con la cerveza como bebida local. Esto es Franconia (Franken) y, como todo lugareño se encargará de aclarar, los franconios, que viven en las boscosas colinas y las riberas del río Meno, en la cuenca septentrional de Baviera, son muy distintos de sus extrovertidos primos del sur.
En el noreste, los fabricantes de vino de la región producen unos blancos sublimes, que se venden en una característica botella en forma de lágrima, la bocksbeutel.Para los amantes del aire libre, el Parque Natural de Altmühltal ofrece muchas posibilidades para realizar excursionismo, ciclismo y piragüismo. Pero son las increíbles ciudades de Franconia (Núremberg, Bamberg y Coburgo) lo que más atrae a los visitantes. Pero vamos a centrarnos en ese maravilloso elixir que ha cautivado a los hombres desde mismo amanecer de los tiempos.
Vino. El alma de la región
El vino de Franconia no es sólo una bebida; sino que es una celebración para los sentidos. Éste forma parte del ADN de toda la región. Aquí se siente su presencia constantemente. Su protagonismo en el paisaje es indiscutible, basta con darse un paseo andando o en bicicleta junto la río Meno, o ir a visitar el Castillo Residenz en Würzburg. También se nota su presencia en las creaciones culinarias de los chefs locales, y en las tabernas. Además en Franconia el vino vive uno de sus momentos álgidos durante los festivales o ferias –heckenwirtschaft- dedicados exclusivamente al vino.
El clima templado de la región juega a favor de este delicioso caldo. Es de tipo continental, de interior, con inviernos muy fríos y veranos suaves, lo que provoca que la maduración de las uvas sea lenta. Los suelos son muy variados y están formados de areniscas coloreadas, granito, caliza y algo de pizarras, con lo que cada tipo de suelo produce un tipo de vino diferente: las areniscas coloreadas producen vinos tintos, y el granito y la cal son ideales para los vinos blancos. Su cultivo ha sido una parte importante y constante allí desde hace más de 1.200 años. Es una alegría absoluta para explorar los vinos de Franconia y todos sus matices.
Esta región vinícola se encuentra al este de Frankfurt a unos 65 km. al este del río Rin, con los viñedos plantados en las laderas con orientación sur, a lo largo del río Main, y que rodean la ciudad de Würzburg, de manera que es la única región vinícola del estado de Baviera. Franconia está dividida en tres distritos (Mainviereck, Maindreieck y Steigerwald), que están formados a partir de las curvas o giros que hace el río Main. Os recomendamos surcar este río para haceros una idea de lo variados que son los viñedos de la zona. Los tipos de uva principales son Müller-Thurgau, Sylvaner y Bacchus.
Vinotecas / Tabernas
Las vinotecas locales ha proliferado últimamente. Bien es cierto que el consumo de vino blanco ha aumentado notoriamente en los últimos años. Dicen que por la crisis mundial –los vinos blancos suelen ser más económicos que los tintos- y por el calentamiento global –apetecen más los vinos servidos a una temperatura más fresca-. La gran baza de los vinos de Franconia, son, sin duda, tipos de uva excepcionales que se cultivan allí. Además la arquitectura extravagante de las bodegas le da un plus a nuestra experiencia sensitiva. A continuación os pasamos un listado de las vinotecas y tabernas especializadas en vino más destacadas de la zona.
DIVINO Nordheim
Langgasse 33 · 97334 Nordheim a. Main. Web
Fränkische Flaschenpost
Kirchplatz 2 · 97236 Randersacker
Tel.: +49(0)931/30489627
Vinothek im Kuk
Rathausplatz 6 · 97337 Dettelbach. Web
Vinothek Iphofen
Kirchplatz 7 · 97346 Iphofen. Web
Vinothek Sommerach
Kirchplatz 3 · 97332 Sommerach a. Main. Web
Weinforum Franken
Hauptstraße 37 · 97246 Eibelstadt. Web
Winzer Sommerach- Der Winzerkeller
Zum Katzenkopf 1 · 97334 Sommerach a. Main. Web
¿Has tomado nota? Pues a qué espera para ir a descubrir el vino de Franconia? Consulta nuestros vuelos aquí.
Texto de ISABELYLUIS Comunicación
Imágenes de Alexander Von Halem, Goegeo, VisualBeo, FrankenTourismus/Fraenkisches Weinland Tourismus/Hub
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