Pau el balcón de los Pirineos
Los ingleses descubrieron Pau a mediados del siglo XIX, se enamoraron de las bondades de su clima y lo convirtieron en uno de sus lugares preferidos de veraneo. Prueba de ellos es que aquí se conserva el campo de golf más antiguo de Europa fuera de las islas británicas. La capital del departamento de los Pirineos Atlánticos, denominada ciudad de arte e historia, ofrece a sus visitantes grandes dosis de historia, gastronomía y vinos de los buenos, además de adrenalina a tope gracias a los deportes acuáticos que se pueden practicar en el Estadio de Aguas Bravas Pau-Pyrénées.
Pau, ciudad con historia
El casco histórico de Pau se vertebra alrededor de su castillo donde nació el buen rey Enrique IV de Francia (y III de Navarra), el primer monarca Borbón del país. Esta construcción se caracteriza por su diversidad arquitectónica y, como todos los Museos Nacionales de Francia, la visita es gratuita el primer domingo de cada mes. Frente al Castillo de Pau se encuentra el Parlamento de Navarra creado a mediados del siglo XVII tras el edicto de unión entre la región histórica de Bearne y Francia. Hoy es la sede del Consejo General de los Pirineos-Atlánticos.
Además, en el núcleo antiguo de la ciudad se pueden visitar algunos de sus edificios más emblemáticos como la iglesia de Saint-Martin o el Palacete Sully, una mansión del siglo XVII. Se dice que da buena suerte tocar la aldaba de su puerta por lo que, por si acaso, no hay que marcharse de esta ciudad sin hacer este ritual.
El Bulevar de los Pirineos, un balcón a la naturaleza
Uno de los lugares más emblemáticos de Pau es el Bulevar de los Pirineos, diseñado como una réplica de la Promenade des Anglais de Niza, que conecta el castillo con el Palacio Beaumont y desde el cual se tiene una vista privilegiada de la cordillera que separa Francia y España. Cuando llega el buen tiempo una actividad que les encanta a sus habitantes y, por extensión, a muchos de sus visitantes es sentarse en las terrazas de los cafés y contemplar la fabulosa vista a las montañas.
En Pau se pueden visitar varios museos de los que destacaremos dos: la Casa Bernadotte, donde nació Jean-Baptiste Bernadotte, militar francés que llegó al trono de Suecia, y el Museo de las Bellas Artes, que alberga una colección de pinturas de Victor Galos y de otros artistas locales además de obras de Degas o Rubens.
Gastronomía y deportes en Pau
La gastronomía pirenaica en la que despuntan embutidos contundentes y quesos sabrosos es otro de los grandes atractivos de la capital de los Pirineos Atlánticos. Un plato muy popular es La Poule au Pot (gallina al puchero) que simboliza la cocina tradicional bearnesa. Entre los vinos el que más destaca es el de Jurançon, con dos modalidades: la seca y la dulce. Por último, para quemar las calorías ingeridas es más que recomendable la práctica de algún deporte de aventura como el rafting o el hidrospeed en el cercano Estadio de Aguas Bravas que en 2017 acogerá los Campeonatos del Mundo de Canoa-Kayak.
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Texto de Tus Destinos
Imágenes de Jean Jacques BROCHARD, Alban GILBERT
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La Cervesera Artesana
Tal nombre puede parecer obvio, pero lo lucen con legitimidad, puesto que esta cervecería fue de las primeras en colgar el rótulo de artesana en la ciudad. Desde sus ventanales, podéis observar cómo elaboran los siete tipos de cerveza Iberian —la marca de la primera microcervecería barcelonesa, de 1993— que sirven en el local, desde una stout hasta una reconocida cerveza de especias. Pidieron a sus clientes que eligieran en Facebook cuál debía ser su nueva variedad, y la sugerencia ganadora fue una cerveza de guindilla. En ello están. Pero tienen muchas más. El local, en la parte baja de Gràcia, rebosa siempre de buen ambiente.
Homo Sibaris
Guillem Laporta es uno de los activistas cerveceros con más pedigrí de Barcelona, y su cervecería, Homo Sibaris, es una prueba de su conocimiento acumulado… y una de las cervecerías más acogedoras de la ciudad. Ubicada en la pintoresca plaza Osca, en Sants, recientemente ha ampliado su número de tiradores a catorce. De sus caños brotan cervezas elaboradas por el propio Guillem (¡acaba de preparar una nueva bitter que dará que hablar!) junto con otras birras artesanas de todo el mundo dificilísimas de encontrar. Sentaos en sus mesitas o en su terraza, estudiad la carta que os van a pasar, preguntad al personal, y dejaos aconsejar. Siempre aciertan.
Biercab
Cuando Manuel Baltasar pensaba qué tipo de cervecería quería abrir con sus amigos, entendió que la buena compañía era un elemento fundamental. Buena compañía en el proyecto —entre los socios hay un distribuïdor de cervezas, una cervecera artesana de Navarra (Naparbier) y un maestro cervecero de origen belga, Sven Bosch— y buena compañía en las mesas de este local del centro del Eixample. La carta de tapas del BierCab está pensada para que el acompañamiento con la cerveza funcione. El chef Ronald Garcia prepara platos, como el cebiche de corvina con leche de tigre o el sashimi de corvina con salsa de ají amarillo, que merecen ser degustados incluso por los no cerveceros. Eso sí, ir al BierCab y no probar ninguna cerveza es de juzgado de guardia. Tienen más de 600 y muchas son catalanas, visto que en este territorio la fiebre por la cerveza artesana está a la orden del día. "Lo mejor de aquí es que todo el mundo puede encontrar su estilo de cerveza", promete Manuel.
Blacklab & Kitchen
Jing Cheng y Matt Bader se conocieron estudiando arquitectura en Chicago y, cuando se graduaron, se instalaron en Barcelona. Al cabo de unos años, convirtieron su pasión en profesión y se lanzaron a montar una brewhouse en el Palau de Mar de la Barceloneta. Todo recuerda allí lo que les gustaba de EEUU: las cervezas naturales que elabora Matt, la cocina —ofrecen hamburguesas, sándwiches y sopas, pero les gusta aconsejar las alitas de pollo y los buns de panceta— e, incluso, los conciertos de las noches de sábado. Comeréis y beberéis rodeados de los depósitos donde fermentan sus propias cervezas, de mil estilos diferentes donde siempre hay alguna creación nueva.
Abirradero
Los cerveceros artesanos tienen la gracia de que lo son por una vocación propia y más o menos tardía. El triunvirato del Abirradero, en el Poble-sec, lo conforman un antiguo editor —Nereo Garbin—, un informático —Daniel Fermún—y un licenciado en telecos —Ivò Castells—. La mitad de la carta que ofrecen es de cervezas de creación propia, algunas de estilos rarísimos. Con la ayuda del periodista Sergi Bayó, han adaptado, incluso, la tabla periódica de los elementos a la cerveza para que los neófitos podamos descubrir la diversidad infinita de este mundo. Acompañados de tapas pensadas para maridar bien con la bebida, una cena en Abirradero nos va a revelar las infinitas posibilidades gastronómicas de la cerveza.
Reserva tu Vueling a Barcelona y anímate a saborear las mejores cervezas artesanas de la ciudad.
Texto de Josep Sucarrats de Gastronomistas
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