Os contamos una curiosidad que pocos saben sobre los aviones o, mejor dicho, sobre cómo se construyen…
Los aviones de Vueling se ensamblan en Francia o Alemania y desde allí, una vez listos, viajan hasta Barcelona o a las diferentes bases de la compañía para empezar su vida comercial. En relación a eso, os vamos a contar una curiosidad: pocos saben que estos Airbus, ya han volado incluso antes de ser aeronaves, pues buena parte de sus piezas llegan vía aérea, desde diferentes puntos de Europa, para convertirse en aviones.
El A320 o A319 de Vueling en que volaste ayer, en el que estás viajando ahora mismo o en el que embarcarás mañana ya voló mucho antes de tener sus alas o sus motores instalados. Es más: lo hizo a bordo de un avión que tiene nombre de ballena: el Beluga. Este le permitió atravesar Europa para llegar al lugar donde se convertiría en un avión de verdad. ¿Y cómo es posible? Por 2 razones: por la superespecialización de los trabajos del constructor y porque todo eso se consigue gracias una curiosa compañía de transporte aéreo llamada ATI (Airbus Transport International).
Airbus y sus sedes
Airbus, el fabricante de todos los aviones que opera Vueling en la actualidad, nació a principios de los años 70. Se creó como respuesta al dominio casi total de la industria aeronáutica estadounidense y a instancia de los gobiernos de varios países europeos para defender su industria. Por entonces ya se comprobó que el trabajo conjunto entre fábricas de diferentes estados era tan positiva como la construcción política de una comunidad de países que acabó siendo la Unión Europea.
El arranque de Airbus no fue fulgurante y, aunque construía aviones de gran calidad, tardó más de dos décadas en coger el ritmo deseado. Fue en los 90 cuando realmente se convirtió en uno de los grandes actores aéreos mundiales: pasó de tener menos de un 18% del mercado de los aviones de más de 100 plazas a conseguir llegar al 50% en una década. Buena parte de este éxito fue gracias a la familia A320, una serie de aviones con muchos elementos comunes y que se diferencian principalmente por la longitud de su fuselaje y la capacidad que tienen para pasaje y carga.
Vueling tiene 3 modelos de Airbus
De los cuatro modelos de la familia A320, Vueling opera tres: el A319, que se utiliza en las rutas de menos densidad, en momentos de menos demanda de pasaje o para volar desde aeropuertos con pistas cortas como San Sebastián-Hondarribia (ahora también han empezado a volar allí los nuevos aviones más eficientes A320neo) o Florencia-Peretola; el A320, que es el más numeroso de la flota y el A321, el de mayor capacidad, con el que se puede hacer frente a los mayores picos de demanda o destinarlos a las líneas que tienen generalmente más pasaje.
Para el ensamblaje final de estos aviones Airbus tiene dos plantas en Europa: Toulouse, al sur de Francia y Hamburgo, al norte de Alemania. Sería lógico pensar que todo el proceso de construcción de un avión se lleva a cabo en el mismo sitio, pero no sucede así y el fabricante tiene 16 factorías diferentes en varios países de Europa, España incluida, donde trabajan más de 63 000 personas. Cada una se ha especializado en componentes aeronáuticos muy específicos.
Piezas voladoras
© JB. Accariez
Las piezas más pequeñas son transportadas por tierra, aunque otras son tan voluminosas que, ya desde los primeros días, se decidió que se llevarían en aviones cargueros especialmente adaptados para trasladar partes de grandes dimensiones. Como ejemplo, la parte delantera del fuselaje de la familia A320 se construye en Saint Nazaire y la parte central de las alas en Nantes, ambas en Francia. Las secciones centrales del fuselaje salen de Hamburgo, los estabilizadores de cola en Getafe, España y las alas son fabricadas en Broughton, Reino Unido.
Para el transporte de esas piezas se usaron inicialmente unos enormes aparatos turbohélice llamados Supper Guppy, diseñados originalmente para transportar componentes de misiones espaciales de la NASA y que Airbus usó durante años hasta la llegada de los Beluga. Estos nacen de una modificación de su modelo A300 a mitad de los años 90, convirtiendo su fuselaje en algo similar a la forma de las ballenas, de ahí su nombre, que en los últimos tiempos se ha hecho aún más grande hasta convertirse en Beluga XL.
Ballenas, megaballenas y barcos
Los cinco Belugas de la flota de ATI, empresa de transporte aéreo filial de Airbus, que serán sustituidos por otros 5 en versión XL hasta 2025, cruzan continuamente el cielo europeo. Aterrizan en las pistas de las diferentes factorías para recoger fuselajes, alas o estabilizadores y transportarlas hasta Blagnac (Toulouse) o Finkenwerder (Hamburgo) para ensamblar finalmente allí todas las piezas. Así se consigue que, a partir de entonces, aviones que ya habían volado previamente gracias al Beluga, lo hagan por sus propios medios. Ya solo les esperan una serie de vuelos de pruebas para poder empezar su vida como aviones de pasajeros.
Un detalle curioso más: Airbus también tiene dos plantas de montaje de aviones en Estados Unidos y China, donde se construyen aeronaves para esos mercados. En este caso el transporte es diferente: las piezas no vuelan, sino que llegan en barco. La “ballena con alas” se centra en Europa.
Imagen principal: © A. Tchaikovski